(cast) Se ha roto un paisaje. Sobre el Camí del Pouet.
Publicación para el Homenaje a Eduard Pérez. Campanar. Marzo de 2016
Castellano / Valenciá
Hace
unos años en un semanal del País sobre arte y arquitectura, Luis Fernández
Galiano escribía un artículo en el cual contraponía a la Ley del Suelo, una necesaria Ley de la Tierra; “aquella que aporta la lógica del territorio,
que se apoya en los valores que nos ofrece la tierra”, valores de muy
diverso orden y que pueden englobar desde aspectos geográficos, a monumentales,
históricos, plásticos, etc. La
ley del Suelo, o como se llame en este momento, pues es una ley mutante,
pertenece a lo que entenderíamos como una de las leyes de la civilización, por
contraposición con las leyes de la cultura, en un mundo global.
El ámbito de la cultura incluye lo que es propio de
un grupo, de una sociedad mas o menos acotada, que en ocasiones puede volver la
mirada hacia sus ancestros, hacia sus vínculos perdidos con la naturaleza.
Tradición, lengua, cultura en todas sus facetas, son manifestaciones de este
mundo de la patria chica. Lo rural en este caso es paradigma de la cultura, pues nos acerca a
los orígenes, a los ancestros.
Existe por supuesto un segundo ámbito, valido, que debiera mantenerse en equilibrio con el anterior; lo constituye la
civilización, vinculada
al pensamiento de los pueblos y las relaciones entre sociedades, siendo su
escenario la ciudad y su escala las naciones, los grandes territorios. Es el ámbito de unos hombres cada vez mas alejados de la tierra, pero cada vez más libres de su propio destino, donde la amnesia se transforma en una fuerza
fecunda frente a la atadura inmovilista de la memoria o de la presión social.
Un
equilibrio entre ambos ámbitos es lo necesario para las personas en nuestro
momento histórico. Y eso es pecisamente lo que se rompió de manera brutal en
el proceso de urbanización del entorno del Camí del Pouet. La muerte del Pouet y las
posteriores amputaciones del resto del patrimonio, son producto de batallas
perdidas en una sociedad que vivía momentos de triunfo de lo urbano como
antítesis de lo rural, como si ambos fueran necesariamente incapaces de una coexistencia,
ya no solo en lo urbano, sino, como es el caso, en lo metropolitano.
Con el Pouet se perdió
un trazado y un paisaje, unas
arquitecturas y una sociedad que las habitaba. De aquello queda la memoria y
unas pocas construcciones descontextualizadas. Sus trazas violentamente
borradas por una concepción impropia de las ciudades, de los países y las
sociedades civilizadas, en las que es necesario asumir el proceso de
transformación cuidando en no borrar las huellas que nos identifican con nuestra historia como pueblo.
Por qué nos
interesaba aquel paisaje?
Situado en el entorno de las
acequias de Mestalla y Rascanya, al Suroeste de Campanar, el Camí del Pouet
tomaba el nombre de un pozo de uso público situado en una de las dilataciones
del conjunto de las casas del Racó del Pouet. El camino se formaba tras una
bifurcación hacia el Sur del Camí del Cementeri que parte desde Campanar. Su
entorno fue un lugar tradicional de implantación de arquitecturas desde tiempo
inmemorial, como nos dan noticia tanto la cartografía histórica, como las
propias construcciones, sus tipos y fábricas. Desde el siglo XIV tenemos
datadas construcciones a lo largo del camino, de manera que lo hacían un lugar
particularmente fertil para conocer el proceso de transformación de nuestra
arquitectura, incluso el cómo habian ido cambiando conceptos como el de
“alquería”, además de los tipos de casas que dieron cobijo a las distintas
clases sociales a lo largo de la historia.
Su ubicación entre dos
acequias históricas y en su cabecera, nos permitía encontrar en el lugar un
gran número de molinos y artefactos propios de
la cultura del agua, sistemas ancestrales, parcelaciones particulares de
las propiedades, sistemas que nos ofrecían una gran información antropológica
sobre nuestro pueblo. De ahí el gran interés de esta zona. Por ello la lucha que
se llevó a cabo y gracias a la cual se salvaron algunas casas, que se conservaron en un contexto
en el que siempre han sido ajenas, pues eran invitadas a un convite al cual no se las esperaba.
Qué arquitecturas encontramos?
En el inicio del camino
podíamos encontrar cerca del Molino del Conde, la Alquería de Victoria, una
granja agraria de finales del XIX. Próxima a ella, encontrábamos la esbelta y potente barraca de Llenya. Tras un
grupo de casas adosadas se llegaba a la Alquería de Puchades, una compleja
estructura agraria. A partir de aquí el camino cambiaba de ritmo, las
edificaciones se espaciaban, apareciendo alternativamente a ambos lados. Las
vistas se abrían y aparecían fragmentos
de huerta en todo su esplendor. El Foraster y Barberá, eran interesantes alquerías
en esta parte del recorrido, hasta llegar al enclave del Pouet. Allí, el camino
se dirigía hacia el Oeste, hacia el río Turia que está ya cercano. En pleno
quiebro se encontraban los restos de la que fue una gran alquería señorial, la
denominada de Nel.lo el Xurro derribada por la desidia. Alquería importante que
albergaba tras ella el conjunto de Casas del Pouet, quizás, casas relacionadas
con esta antigua alquería en sus momentos de esplendor. Allí, podrían habitar
colonos y trabajadores de la propia alquería, donde se encontrarían
infraestructuras de apoyo al mundo rural o doméstico de esta estructura del
poblamiento medieval de la huerta.
Una pequeña ermita, de factura
moderna y sin calidad arquitectónica, se ubicaba en una de las esquinas del
quiebro del camino. En este nuevo recorrido, volvía a aumentar la densidad de
construcciones en el lado Norte del camino. Alquerías como la de Bandera y la
del Cristo se situaban en esta parte, edificios estos de poco interés
arquitectónico. Mas adelante, hacia el sur, se espaciaban las construcciones y
encontramos la Alquería de Benlloch o Belloc, un edificio con restos
importantes de una antigua alquería medieval que ya es citada con este nombre en
el Plano de Ascencio Duarte-S. XVI-. Al lado norte y junto a la acequia de Rascanya,
encontrábamos la Alquería de Colóm. Frente a ella y al otro lado del camino, la
alquería del Raio. Ambas alquerías, Colom y Raio, junto con el paisaje que
ofrecía la acequia, tenían un interés paisajístico particular, que se
complementa con el interés histórico, arquitectónico y etnológico de ambos
edificios.
El recorrido del camino, en la
parte que aquí nos ocupa, acababa al llegar a la Alquería del Rei, un conjunto
complejo de edificaciones en torno a uno de los edificios más interesantes de
la zona, una alquería típica de la arquitectura del XIV- XV valencianos, un BRL
del Ayuntamiento de Valencia, que estaba en muy buen estado y tras su
expropiación se ha abandonado y violentado.
(val) S`ha trencat un paisatge. Entorn al Camí del
Pouet
Fa uns anys en un setmanal del País sobre art
i arquitectura, Luis Fernández Galiano escrivia un article en el qual
contraposava a la Llei del Sòl, una necessària Llei de la Terra; "Aquella
que aporta la lògica del territori, que es recolza en els valors que ens
ofereix la terra", valors de molt divers ordre i que poden englobar des
d'aspectes geogràfics, a monumentals, històrics, plàstics, etc.. La llei
del Sòl, o com es digui en aquest moment, ja que és una llei mutant, pertany al
que entendríem com una de les lleis de la civilització, per contraposició amb
les lleis de la cultura, en un món global.
L'àmbit de la cultura inclou el que és propi
d'un grup, d'una societat més o menys acotada, que en ocasions pot tornar la
mirada cap als seus ancestres, cap als seus vincles perduts amb la natura.
Tradició, llengua, cultura en totes les seues facetes, són manifestacions
d'aquest món. El rural en aquest cas és paradigma de la cultura, ja que ens
acosta als orígens, als avantpassats.
Existeix per suposat un segon àmbit, vàlid,
però que en ocasions ha mantes un equilibri amb l'anterior, el constitueix la
civilització, vinculada al pensament dels pobles i les relacions entre
societats, sent el seu escenari la ciutat i la seua escala les nacions, els
grans territoris; pròpia d'uns homes cada vegada mes allunyats de la terra,
però cada vegada més lliures del seu propi destí, on l'amnèsia es transforma en
una força fecunda davant del lligam immobilista de la memòria o de la pressió
social.
Un equilibri entre tots dos àmbits és el
necessari per a les persones en el nostre moment històric. I aquest és
precisament el que es va trencar de manera brutal en el procés d'urbanització
de l'entorn del Camí del Pouet. La mort del Pouet i les posteriors amputacions
de la resta del patrimoni, són producte de batalles perdudes en una societat
que vivia moments de triomf del que és urbà com a antítesi d‘allò rural, com si
tots dos fossin necessàriament incapaços d'una coexistència, ja no només a lo
urbà, sinó, com és el cas, en allò metropolità.
Amb el Pouet es va perdre un traçat i un
paisatge, unes arquitectures i una societat que les habitava. D'allò queda la
memòria i unes poques construccions descontextualitzades. Els seus traces
violentament esborrades per una concepció impròpia de les ciutats dels països i
les societats civilitzades, en les que cal assumir el procés de transformació
cuidant a no esborrar les petjades que ens identifiquen amb la història com a
poble.
Per què ens interessava aquell paisatge?
Situat a l'entorn de les sèquies de Mestalla
i Rascanya, al Sud-oest de Campanar, al Camí del Pouet prenia el nom d'un pou
d'ús públic situat en una de les dilatacions del conjunt de les cases del Racó
del Pouet. El camí es formava després d'una bifurcació cap al Sud del Camí del
Cementeri que parteix des Campanar. El seu entorn va ser un lloc tradicional
d'implantació d'arquitectures des de temps immemorial, com ens donen notícia
tant la cartografia històrica, com les pròpies construccions, els seus tipus i
fàbriques. Des del segle XIV tenim datades construccions al llarg del camí, de
manera que ho feien un lloc particularment fèrtil per conèixer el procés de
transformació de la nostra arquitectura, fins i tot el com havien anat canviant
conceptes com el de "alqueria", a més dels tipus de cases que van
donar aixopluc a les diferents classes socials al llarg de la història.
La seua ubicació entre dos sèquies
històriques i en capçalera, ens permetia trobar al lloc un gran nombre de
molins i artefactes propis de la cultura de l'aigua, sistemes ancestrals,
parcel·lacions particulars de les propietats, sistemes que ens oferien una gran
informació antropològica sobre el nostre poble. D'aquí el gran interès
d'aquesta zona. Per això la lluita que es va dur a terme i gràcies a la qual es
van salvar algunes cases, en un context en què sempre són alienes, ja que no se
les esperava en aquest convit.
Quínes arquitectures trobem?
En l'inici del camí podem trobar prop del
Molí del Comte, l'Alqueria de Victòria, una granja agrària de finals del XIX.
Propera a ella, trobàvem l'esvelta i potent barraca de Llenya. Després un grup
de cases adossades s'arribava a l'Alqueria de Puchades, una complexa estructura
agrària. A partir d'aquí el camí canviava de ritme, les edificacions
s'espaiaven, apareixent alternativament a banda i banda. Les vistes s'obrien i
apareixien fragments d'horta en tot el seu esplendor. El foraster i Barberà,
eren interessants alqueries en aquesta part del recorregut, fins a arribar a
l'enclavament del Pouet. Allà, el camí es dirigia cap a l'Oest, cap al riu
Túria que està ja proper. A la cruïlla es trobaven les restes de la que va ser
una gran alqueria senyorial, l'anomenada de Nel·lo el Xurro enderrocada per la
desídia. Alqueria important que albergava després d'ella el conjunt de Cases
del Pouet, potser, cases relacionades amb aquesta antiga alqueria en els seus
moments d'esplendor. Allà, podrien habitar colons i treballadors de la pròpia
alqueria, on es trobarien infraestructures de suport al món rural o domèstic
d'aquesta estructura del poblament medieval de l'horta.
Una ermita petitona, de factura moderna i
sense qualitat arquitectònica, se situava en una de les cantonades de la corba
del camí. En aquest nou recorregut, tornava a augmentar la densitat de
construccions a la banda nord del camí. Alqueries com la de Bandera i la del
Crist se situaven en aquesta part, edificis aquests de poc interès
arquitectònic. Més endavant, cap al sud, s'espaiaven les construccions i vam
trobar l'Alqueria de Benlloch o Belloc, un edifici amb restes importants d'una
antiga alqueria medieval que ja és citada amb aquest nom en el Pla d'Ascencio
Duarte-S. XVI-. Al costat Nord i al costat de la sèquia de Rascanya, trobàvem
l'Alqueria de Colóm. Enfront d'ella i l'altra banda del camí, l'alqueria del
Raio. Les dues alqueries, Colom i Raio, juntament amb el paisatge que oferia la
sèquia, tenien un interès paisatgístic particular, que es complementa amb
l'interès històric, arquitectònic i etnològic de tots dos edificis.
El recorregut del camí, en la part que aquí
ens ocupa, acabava en arribar a l'Alqueria del Rei, un conjunt complex
d'edificacions al voltant d'un dels edificis més interessants de la zona, una
alqueria típica de l'arquitectura del XIV- XV valencians, un BRL de
l'Ajuntament de València, que estava en molt bon estat i després de la seua
expropiació s'ha abandonat i violentat