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miércoles, 10 de enero de 2018

Los esquemas tipológicos basilicales y la Alquería de Barrinto en Valencia, por Miguel del Rey

Adelanto a la nueva edición del libro Arquitectura Rural Valenciana
Como avance a la nueva edición en lengua castellana de mi obra "Arquitectura Rural Valenciana" que deseo editar en un futuro próximo, una edición revisada y ampliada que si bien conserva la línea argumental de sus tres anteriores ediciones, el tiempo transcurrido desde su última edición en lengua valenciana por el Museo de Arquelogia de Valencia o la edición catalana de la editorial Galerada de 2010, hacen necesaria una revisión para esta nueva edición en castellano -agotado el libro en esta lengua desde 1999-, edicion esta a la que se le añaden las nuevas investigaciones y el material sobre el que estos años se ha trabajado, lo cual le aporta un valor añadido a la obra.

Los esquemas tipológicos basilicales y la Alquería de Barrinto

Sobre el interés de estos tipos de casas en los momentos de cambio entre las arquitectura tardomedievales y las renacentistas, podemos analizar el caso de la Alquería de Barrinto, una alquería restaurada por este autor, la cual se ponía en valor y se adecuaba para su uso como biblioteca pública una alquería tardomedieval. El edificio tenia una característica particular, pues hacia indirectamente referencia a una planta basilical, esquema de estructuración espacial a la que se había llegado en las postrimerías del siglo XV por la remodelación de una arquitectura distinta anterior, quizás con la voluntad de aproximarse a un sistema compositivo que se asemejase a un esquema de fuerte arraigo social en un momento de la historia. Ello nos dice del valor de estas casas basilicales para la sociedad agraria que puebla la Huerta de Valencia en esta época en torno al 1500, un momento de esplendor económico.

Encontramos un conjunto complejo de casas, entre las cuales destacaban unos muros vetustos, tapias reales, fábricas de ladrillos de grandes tendeles, y a su lado hierros colados y las ménsulas moldeadas en mortero, cien veces blanqueadas propias de alquería reformada profundamente en 1914 que mostraba su epidermis modernista.



                                    Vista de la Alquería de Barrinto restaurada

Tras analizar los distintos cuerpos encontramos vanos correspondientes a lógicas distintas, a niveles de servicio hoy inexistentes que nos hablan del paso del tiempo, de transformaciones de la forma y de la morfología del suelo donde se asienta. Todo ello junto a restos de un paisaje rural que nos permitía ver el trazo de la cajero de la Acequia de Rascanya -una de esas acequias que han posibilitado la existencia de esta herta centenaria- , y en el cual podemos observar una manera de vivir, una cultura, donde se respira un determinado arraigo a la tierra







Planta del conjunto de la alquería de Barrinto con sus diversas ampliaciones en el tiempo y su adecuación como biblioteca municipal para el Ayuntamiento de Valencia. M del Rey año 2000.

El levantamiento planimétrico  y los estudios arqueológicos nos proporcionan cierta certeza en la lectura de las formas y en la interpretación lógica de un encadenado de transformaciones que acompañan a una casa rural, que de forma algo indefinida que se levanta en el S. XIV y que a finales del s XV, o bien durante los inicios del S. XVI, deviene en una suntuosa alquería levantada a partir de aquella mas modesta casa rural.






Lagar del siglo XIV- XV, en estado original, tal como le encontramos. Vista una vez restaurado

Las fábricas, el nivel de acabados, el lujo incluso, que encontramos en la casa, marcan un ruptura con el origen y están en sintonía con aquella potente sociedad valenciana de finales del Cuatrocientos, enriquecida por comercio a través de un mar Mediterráneo que está próximo, como la propia Corona de Aragón,  a entrar en decadencia. Las grandes salas, las ventanas con festejadors, los arcos de yeserías flamígeas, las escaleras voladas y con traza de peldañeado marcada sobre la baranda de obra, las policromías en las maderas y los solados de azulejería, toda la tradición del gótico civil la podemos encontrar en esta arquitectura rural próxima, no solo físicamente, a la ciudad de Valencia, sino complementaria con aquella arquitectura que encontramos intramuros, explicitando claramente que rural y urbano son episodios distintos de una misma historia, la historia de la arquitectura.

Nos enfrentábamos a una obra híbrida de origen incierto, tipológicamente débil, una construcción rural que  se construye en el S. XIV y presenta una estructura sencilla en la que ya encontramos los cuerpos básicos que se mantendrán a lo largo del tiempo: tres cuerpos perpendiculares al camino, uno de ellos, el situado al Sur, de trazas mas alargadas. Una casa de una sola altura y cubierta plana, con ligera pendiente hacia el camino, en dirección contraria a la fachada de acceso.

La casa primigenia sufre una fuerte remodelación a inicios en los años finales del siglo XV que la transforma y construye la arquitectura que en gran parte ha llegado hasta nosotros, salvo las pequeñas remodelaciones de los siglos XVIII y XIX, y la fuerte subdivisión del S. XX y su transformación epidérmica.




Los arcos del s XV en restauración
                     
 La transformación del siglo XV define un gran espacio central, un vestíbulo de gran altura y de viguetería policroma, a partir del cual se estructura toda la alquería, configurando una estructura centrada, a la manera de los esquemas basilicales, aunque su génesis ha sido completamente distinta, aunque el resultado es el de estas casas tan próximas a las estructuras señoriales de las casas principales de la Huerta de Valencia. En el lado izquierdo, abriendo hacia el sur consolida unas grandes salas en la parte sur en la parte izquierda del vestíbulo, donde se desarrollarán las salas principales de la vivienda señorial. Salas de grandes dimensiones, con acabado lujoso que incluyen ventanales flanquedos por festejadors que abren luces a un patio a la manera de hortus conclusus; salas articuladas entre sí por pequeñas puertas de yeserías, a las cuales se accede desde el gran vestíbulo de acceso por una escalera de corto trazado a la manera de entreplanta gótica. A la derecha del vestíbulo otras estancias construyen la tercera de las crujías.


                               Salas de la Biblioteca una vez restaurada la alquería

En las plantas altas se construyen salas y estancias con acabados lujosos. En planta baja se sitúan los espacios de servicio o almacenamiento y transformación: cocinas, almacenes, cuadras y lagares, etc., además de logias de trabajo en la parte externa. Superponiéndose sistemas de diversas épocas en estas plantas que sufrieron una transformación enorme en estos primeros siglos, al haber subido la cota de servicios de suelo exterior, posiblemente por efecto de alguna, o algunas, inundaciones que hacen que la cota de servicio, las puertas de estos primeros dos siglos tengan una variación en torno a los 80 cm. Apareciendo así: escaleras y puertas a distintas alturas, fragmentos de antiguos trazados, huellas de arcos cegados y otros abiertos, saeteras, pequeños huecos para ventilación de los humos, creando un universo interno de una complejidad casi fascinante, donde los arcos adquieren un particular protagonismo, evidenciando sobre ellos la gravitación de las grandes masas de los muros de tapiales. Líneas murárias potentes pero muy perforadas en su base por medio de arcos de formas y proporciones muy distintas, arcos apuntados, de medio punto, rebajados, yeserías flamígeas de gran complejidad que nos acercan a un gusto casi bizantino en el tratamiento del espacio.



Sección de la alquería y anexo de nueva planta construido sustituyendo a unos corrales de inicios del siglo XX
El proyecto consolida el que entendemos episodio más atractivo de su historia, aunque se mantienen fragmentos de épocas distinta que se han conservado, unos solo con sus traza o forma , como reliquia, otros, como el lagar o una cocina del siglo XIX, como piezas completas y diferenciadas.

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