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sábado, 28 de noviembre de 2020

HORT DE LA CAMPANETA, Camino Viejo de Alicante, 7. Altea. Por Miguel del Rey

 HORT DE LA CAMPANETA, Camino Viejo de  Alicante, 7. Altea. Entre 1890 -1910. 

Eclecticismo - Uso actual: Hotel

El Hort de la Campaneta es quizás el único de los edificios que quedan en pie de lo que fueron los antiguos “huertos” que existían a la entrada del pueblo, antes de la construcción del ferrocarril y cuando aún estaba en servicio el antiguo camino de Alicante, el camino medieval. Huertos construidos en una de las zonas más atractivas de aquella época, que disponían de la casa junto al camino, y sus huertos y huertas posteriores, a cota más baja, se alargaban hasta la playa. Los huertos de la Altea del siglo XIX. El trazado primero de la carretera, y más tarde el ferrocarril, cortó esta relación espacial y quedaron como lugares residuales frente a un antiguo camino, cambiando drásticamente sus usos y carácter. El nombre por el que se conoce esta propiedad se debe a la existencia de una pequeña campana en el portal anexo al lateral de la casa, actualmente instalada, según algunas personas, en el la iglesia del Convento, mientras que otros  entienden que ha desaparecido. La villa dispone de un oratorio  dedicado a la Purísima Concepción.

 

Se trata de una arquitectura ecléctica con grados de libertad compositiva verdaderamente importantes que la vinculan a un modernismo sin complejos, recurriendo a elementos referenciales autóctonos y muy actuales en su momento: las cúpulas de la coetánea iglesia del Consuelo que se está construyendo en ese momento y con la que mantiene fuertes relaciones formales. Quizás pudiera tratarse de una ampliación sobre una antigua villa existente, pues su ubicación está fuera de lugar en ese momento, pero se tienen noticias de que los oficios que trabajan en la iglesia parroquial están presentes en la construcción del oratorio. ¿Quizás estuvo presente en esta obra o en parte de ella el maestro de obras Adrián Vela Gadea? El mismo que levantó la iglesia durante el intervalo entre 1901 y 1911, pues hay documentación que indica que ambas obras intercambiaron operarios y oficios. Algunos autores adelantan la fecha, por su arquitectura, pero la documentación del archivo parroquial da constancia de intercambios de operarios en la construcción de la capilla, la cual parece del mismo momento que el resto de la casa. Un momento en el cual el ferrocarril aún no ha llegado, aunque ya se hablaba de él.

 

El edificio se compone a partir de un sistema en U que dispone en fachada  el oratorio y parte de un porche en planta baja. Sobre esta primera crujía se levantan ambas cúpulas simétricas que dan carácter a la casa. Hay que destacar la existencia de una buena colección de paneles cerámicos de calidad en bancos externos, como algunos resueltos con técnica de trencadís de buena calidad, o en zócalos como el de la sala, donde a partir de una pieza única en colores terrosos se crea una composición diagonal con cinco piezas en vertical, como veremos en el apartado de paneles cerámicos. 

 

Fue propiedad de don Bartolomé Such, de la familia apodada de los “Tolos”. De la finca se segregó la Estación de ferrocarril. En ella, además de la actividad agraria existía una explotación dedicada a la cría y a la trata de caballos. Su nombre ha creado su propia leyenda debida a la existencia de una pequeña campana sobre el portal anexo al lateral de la casa, donada según sus actuales propietarios a la Iglesia del antiguo convento franciscano, aunque hay diversas versiones.

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