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domingo, 27 de noviembre de 2022

Visita en agosto de 2018 al Molí dels Moros en Altea, por Miguel del Rey

Una visita al Molí dels Moros en agosto de 2018

El paseante hoy de mañana, salvando un calor que anunciaba ser agobiante, ha revisitado las ruinas de uno de sus más queridos monumentos. Posiblemente de los más atractivos en potencia de la cultura andalusí de la Marina, el Molí dels Moros en el río Algar, una pieza del siglo XI-XII en Altea.

Su visión en este 2018 contrasta con visitas anteriores y aunque se han tomado medidas cautelares para evitar el colapso, la ruina es progresiva. Su larga agonía continua. He visto caído el arco de descarga de la puerta. Su situación es dramática, pues no posee ni la condición de una muerte digna, ni el favor de una intervención adecuada y en tiempo.  Se asemeja a esos enfermos eternizados en la UVI que más que vivir, vegetan. 

El paseante se ha agotado del sol matutino de este agosto que inicia, y recuerda como intentó ponerlo en valor en determinados momentos, en clamar por su rescate a todas las instancias, en publicarlo, fotografiarlo, medirlo, dibujarlo...

El Molí y yo somos viejos amigos y sabemos de nuestro destino. El mío será visitarlo de vez en cuando para acompañarlo en su agonía, no dejarlo solo, acercarme desde una cierta distancia a su particular UVI, pues las vallas niegan incluso el acceder y acariciar sus piedras como antes hacia; hoy no me puedo acercar para oír sus lamentos y procurar entender su lenguaje -nos tenemos cariño- y eso permitía hablarle tiernamente a sus fábricas, engañarle para que mantuviera la esperanza. 

Ahora ya será, si lo es, una reconstrucción, dejará la cualidad de una restauración. Quizás con el tiempo sea un nuevo viejo edificio que evoque un molino que fue. 

Adiós, molí! Sigue discreto viendo pasar el tiempo.


sábado, 26 de noviembre de 2022

La Font del Garroferet en Altea la Vella, por Miguel del Rey

 La Font del Garroferet en Altea la Vella, impresiones de una visita en 2014 y articulo en el libro "Paseando por las alteas"*

Uno de los lugares más emblemáticos de nuestra queridísima Altea la Vella es el paraje de Les Fonts, en el Barranc de les Cases, allí encontramos la siempre olvidada Font del Garroferet, situada enfrente de la lujosa Font Gran. La visita que realice hace unos años a este lugar mágico, solía ir a menudo, hoy quizás menos, me ofreció un lugar seco, como toda la sierra por la falta de lluvia, a pesar de lo cual reconfortante, como siempre. Quise acercarme a la recoleta y humilde Font del Garroferet, donde tantas tardes excursiones y meriendas realicé en mi infancia.


El desasosiego, la humillación, la vergüenza me embargaron el ánimo ¿cómo es posible que esté así esa maravillosa fuente? El verdadero ninfeo alteano, la fuente más clásica, por su configuración, de todas las fuentes de Altea.

Fue contaminada por unas impresentables casas construidas sobre ella, que no sé si resolvieron en su momento lo que debían de resolver por la contaminación química, pero si no lo han realizado, pendiente está la cosa. Pero lo que me avergonzó como alteano es que sigan por allí unas sospechosas tuberías vistas que desembocan en casetas donde no se acaba de saber si el agua que por allí corre y se oye, es la potable, la del riego, la de desagües…. ¡Qué poco cuidado, para un lugar tan hermoso, es como si no se mereciera una sociedad tener lugares tan mágicos, como si un mal divino obligara a mancillarlos con todo tipo de violaciones: químicas, visuales, auditivas, con la duda…

Esperemos tiempos mejores y que quien contamine, contaminó, o sigue contaminado, page y repare el desacato social, histórico y paisajístico. Y que los gobernantes se tomen en serio lo público, más aún, en un pueblo que vive de su propia imagen, pues esa es su industria principal.

Más tarde, en 2016, escribí una referencia de la fuente en mi libro “Paseando por las alteas” y en ella decía: “La Font del Garroferet complementa a la Font Gran, nace muy próxima a ella, en el lecho del barranco de les Cases. Este manantial, junto con la Font de l’Ama, han abastecido secularmente a Altea y Altea la Vella. Estas tres fuentes forman parte del sistema de manantiales que encontramos junto a los barrancos que bajan de Bernia entre las colinas de las faldas de la sierra. Esta fuente da nombre al camino del Garroferet que desde Altea la Vella llega hasta ella y continúa hacia la sierra.

Vista de las laderas de las fuentes del Barranc de Les Cases en 1905. 
Un paisaje desolado y sin arbolado

Situada en la base de una colina al este de la anterior, se distingue por la forma de su nacimiento, un rústico ninfeo separado ligeramente del cauce del barranco al que se baja por unos empinados peldaños que se hunden sobre la cota del lecho del barranco, al pie de un antiquísimo algarrobo que le da nombre. Esta fuente, junto a la Font Gran, se ubica en un frondoso valle con arboladas colinas de gran valor medioambiental, un paisaje muy distinto al que encontramos en las fotografías de inicios del siglo XX, cuando este lugar era seco y muy poco arbolado. Estas fuentes han sido tradicionalmente lugar de romerías en las fiestas de Santa Anna.”

*"La Font del Garroferet", artículo publicado en el libro "Paseando por las alteas" Miguel del Rey, 2016