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martes, 23 de octubre de 2018

Capilla de San Justo y del Corazón de Jesús, en la Olla de Altea, por Miguel del Rey - Arquitecturas predidas

y
CAPILLA DE SAN JUSTO Y DEL CORAZÓN DE JESÚS
EL CONVENTO CARMELITA         Inicios del S. XX      La Olla            
Publicado en el libro “Paseando por las alteas”, Miguel del Rey, Valencia 2016, pag 386

(cast) La familia Gadea poseía los terrenos lindantes entorno al Barranc de Aigües, a derecha e izquierda. Si bien Don Vicente Gadea, construye su finca en la parte norte del barranco, al sur, doña Pepita Gadea levanta en los inicios del siglo XX una capilla dedicada a San Justo; una capilla amplia, de una nave, dentro de un sencillo estilo neogótico, una nave de seis cuerpos con cinco arcos, de altura respetable, ábside sencillo y fachada de piñón rematada por una pequeña espadaña, con un óculo de grandes dimensiones y una puerta de arcos apuntados y algunas arquivoltas. El volumen de la misma era en principio importante cuando esta dominaba la finca donde se insertaba, regentada esta por los padres franciscanos, tal como nos indican Luis Fuster y Pedro Juan Orozco (1), en su bien documentado artículo sobre esta la capilla, de manera que los padres franciscanos volvieron a Altea tras un paréntesis de 80 años, y retomaron sus fines religiosos, docentes y caritativos.


Vista de l’Olla. Capilla de San Justo, más tarde del Corazón de Jesús. Foto de la AVL’OCN. Gentileza de A. Alepuz y J. Diaz-Caneja.

Doña Pepita Iranzo Gadea, hija de la promotora de la capilla, construyó el convento en su primera configuración, en este caso al cuidado y atención de las Hermanas Carmelitas Descalzas, a quienes les hizo donación. Obra que se terminó en 1956, siendo el centro religioso y de alguna manera social de la Olla y Cap Negret, sede de la fiesta de Sant Llorens a partir de los años 1980, hasta la ubicación en la nueva sede del entorno de Villa Gadea. La Capilla fue dedicada a la advocación del Corazón de Jesús, siendo la fecha de fundacional del convento el 12 de Octubre de 1956, albergando una comunidad formada por la Madre Superiora y las seis primeras hermanas, con una iglesia dependiente de la parroquia de Altea la Vella. En los años 2002 y 2003, se derribo la antigua capilla, sustituida por un nuevo templo, perdiéndose aquella referencia fundacional.

Margarita Hessler. Vista de la Olla, Detalle donde se puede ver el perfíl de la capilla.. Col Particular, Valencia, sobre 1970

El convento mantiene una actividad religiosa propia de su condición, acogiendo eventos vinculados a sus conmemoraciones y fiestas, como las del IV centenario de la muerta de San Juan de la Cruz, o manifestaciones estrictamente religiosas. La vinculación con la población de Altea es la propia de estas monjas del Carmelo, atentas a los preceptos de Santa Teresa y dedicadas también a labores de primor, muy estimada,  por cierto, por determinados segmentos de la sociedad alteana.

(1) Alteanias. Fuster,L y Orozco, P.J. (pag 257-259)



(val(La família Gadea posseïa els terrenys confrontants entorn al Barranc d’Aigües, a dreta i esquerra. Si bé el senyor Vicente Gadea, construeix la seua finca a la part nord del barranc, al sud, Na Pepita Gadea construeix en els inicis del segle XX una capella dedicada a Sant Just; una capella àmplia, d’una nau, dins d’un senzill estil neogòtic, una nau de sis cossos amb cinc arcs, d’altura respectable, absis senzill i façana de pinyó rematada per una petita espadanya, amb un òcul de grans dimensions i una porta d’ arcs apuntats amb algunes arquivoltes. El volum de la  capella era en principi important, quan aquesta dominava la finca on s’inseria, regentada en un primer moment pels  Franciscans, tal com ens indiquen Luis Fuster i Pedro Juan Orozco (1), en un bé documentat article sobre aquesta la capella, de manera que els pares Franciscans van tornar a Altea després d’un parèntesi de 80 anys, i van reprendre els seus fins religiosos, docents i caritatius.


Processó en els anys 1960. Foto de la AVL’OCN. Gentilesa de A. Alepuz i J. Diaz-Caneja-


sábado, 20 de octubre de 2018

La Casa de Don Paco en Altea, por Miguel del Rey - Arquitecturas perdidas


La Casa de DON PACO         C/ Pla de Castell        S./XIX
Publicada en el libro “Paseando por las alteas”, Miguel del Rey, Valencia 2016, pag 366-367

cast) La conocida como Casa de Don Paco la construyó o remodeló Don Francisco Martínez Bertomeu para su uso personal en las últimas décadas del siglo XIX. Es una obra vinculada a la trayectoria de un personaje ilustre que nace en Altea en 1844 en el seno de la familia, propietaria de la Casa de las Torres de la calle Santa Bárbara. Realiza estudios de Leyes y oposita a notarias, estableciéndose como tal en 1873. Político de perfil conservador, fue alcalde de Altea en 1874 y Diputado Provincial en 1877 por el partido de Don Antonio Cánovas (R. Llorens, 1983). Instalado en Valencia, entra en el mundo político y social y es elegido concejal del consistorio valenciano en torno a los años 1890 siendo primer teniente de alcalde y supliendo al alcalde en varias ocasiones en el bienio 1897-1899, hasta que cesó por voluntad propia. Estuvo en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica. Hay que señalar que durante su estancia en el consistorio de Valencia, se funde la estatua ecuestre de Jaime I del escultor catalán Vallmitjana, escultura de la que precisamente este año se conmemora el 125 aniversario y que está situada en el jardín del Parterre. Falleció en Valencia en 1930, donde fue enterrado con grandes honores

Vista lateral de la Casa de Don Paco. Foto de 1986 de MdR

La Casa de Don Paco se ubicaba en el Pla de Castell y fue derruida casa y ermita, por la Universidad Miguel Hernández en una sorprendente intervención impropia de una institución cultural, ya que dignamente hubiera podido albergar alguna de las partes nobles de dicha Institución, aportando mayor prestancia a la Institución que alguno los edificios allí construidos. Ocupaba el lugar al norte del aparcamiento público existente en la actualidad entre las calles Alcoi y Benidorm.

Dibujo a tinta de Batiste San Rok. Publicado en la Revista Altea


Sobre su arquitectura podemos decir que en origen se trataba de una importante casa rural de dos crujías dispuesta perpendicularmente a un desnivel, edificio sobre el que, en determinado momento, posiblemente hacia los años 1870-80, se realizó una importante intervención de saneamiento de fachadas y remodelación de su imagen, valorando particularmente su fachada y sus estancias nobles, quizás para atender las necesidades sociales de su propietario. Intervención que completó con la construcción de una ermita adosada y dedicada a la Inmaculada; un edificio de buena factura con muros revestidos de losas de piedra y trazas neogotizantes en su puerta y con frontón rematado con espadaña. El conjunto, en su vista frontal, tenía una gran prestancia, enfatizada quizás por un patio previo que magnificaba el conjunto. La fachada mostraba una fuerte preocupación compositiva, agrupando y remodelando los huecos originales, dotándolos de buenos acabados de rejería y carpintería. Esta remodelación sobrepasaba el lienzo de la fachada original, alargándose hasta ocultar el resto de los volúmenes de la antigua casa rural, la cual, en la parte posterior conservaba sus formas y acabados, incluyendo un amplio programa de estancias de almacenamiento y espacios para aperos.



Don Francisco Martínez Bertomeu, foto publicada en Alteanias, pag. 267. 
L. Fuster, P-J Orozco.

(Val)* La casa coneguda com a Casa de Don Paco la va construir o remodelar En Francisco Martínez Bertomeu per al seu ús personal en les últimes dècades del segle XIX. És una obra vinculada a la trajectòria d’un personatge il·lustre que naix en Altea en 1844 en el

domingo, 7 de octubre de 2018

Jardín de las Hespérides-Relato de un aniversario

Día 7 de octubre de 2018, el jardín cumple los 18 años, es mayor de edad. 


El Colegio de Arquitectos que lo premió en la Bienal de Paisaje del año 2000, ha tenido a bien revisitarlo y festejar la fecha con una visita y un taller infantil. Ha sido una bonita fiesta, a la que sus autores deben agradecer al Colegio, a los organizadores de la "semana de arquitectura" cerrar los actos en Valencia. Resaltando sus atenciones con los visitantes, el ágape, la música. Igual que a Afrodita, la diosa protectora de jardines que guarda la entrada, reconocer la espléndida mañana de tibio sol que nos ha brindado, la alegría del día.





Un honor para nosotros, que hemos que agradecer a la Fundación de Jardines Singulares del Ayuntamiento de Valencia sus atenciones, el estado del jardín para la fiesta y su estado general, el agua abierta y circulando, las puertas abiertas en todos sus lados, el suelo recebado, los recortes de masas vegetales cuidadas y el cariño hacia el jardín que vemos en las personas que lo atienden



miércoles, 3 de octubre de 2018

Sobre el Jardín de las Hespérides, por María Teresa Santamaría




Se trata de establecer un jardín en Valencia, en un espacio de poco más de cuatro mil metros cuadrados, marcado fuertemente por la vecindad de un Jardín Botánico de 2oo años de antigüedad, y la silueta de la ciudad histórica. Dada su modesta dimensión y su ubicación singular, el proyecto se ha tratado con la minuciosidad de un cuadro en miniatura, en donde se hace un esfuerzo de concentración para, con movimientos precisos y sin perder detalle, poder mostrar, de manera contenida y exacta, aspectos olvidados de la historia y la cultura jardinera valenciana. Esta cultura, tan brillante durante los S.XV y XVI y tan desconocida actualmente, estuvo presidida por el cultivo ornamental de los cítricos, y se ha tratado de transmitirla reincorporándola a nuestra tradición botánica y estética con un lenguaje constructivo vigente, transformada en sensaciones que lleguen al visitante, destinatario último de la obra, para que pase a formar parte de su patrimonio ciudadano.


El proyecto es simplemente la respuesta a las preguntas que nos ha ido sugiriendo, tanto el enclave concreto del espacio como la intención de aportar nuevos lenguajes al contexto de la jardinería urbana actual. Abrumados por la mayoritaria opción actual en las ciudades de las llamadas “zonas verdes”, entendidas y ofrecidas al ciudadano como material de consumo, nuestro propósito se dirigió hacia la realización de un jardín, es decir, un lugar que nos ofreciera otro camino más amable de relación con la naturaleza, en el que el objetivo se orientara más a la contemplación y al simple hecho de estar en el jardín, sabiendo que formamos parte de él desde el momento en que atravesamos los muros y nos encontramos en un lugar distinto


Se podría decir que este jardín es un interlocutor, tanto del paisaje urbano circundante como del visitante que acude a él. Hay una reciprocidad buscada, un diálogo del jardín con su entorno; aún desde fuera de las tapias, participa de este paisaje urbano: sus árboles se funden con la arboleda del Botánico, enmarcan las cúpulas del fondo y lejos de ocultarlas ni excluirlas, las atrae para que formen parte de él. Al mismo tiempo, este paisaje urbano ya existente participa ahora del nuevo jardín, del reflejo de los árboles contiguos en el agua, de la silueta de sus palmeras que se unen a otras en la lejanía, del aroma de la mezcla de cítricos en el aire, de la geometría ordenadora .

El jardín tiene diferentes lecturas, ninguna dominante, todas posibles. Lo vegetal y lo mineral como complementarios, elementos abstractos que buscan por sí mismos las sensaciones, colores, sonidos, formas, texturas, aromas que acompañan al mito, ese mito que Thomas Mann denominó: “Ropaje solemne del misterio que hace presente el pasado y el futuro”.