domingo, 18 de julio de 2021

Roy Campbell y Altea, por Miguel del Rey

 


Roy Campbell y su mujer  Mary Margaret Garman

Dentro de la bohemia alteana previa a la Guerra Civil, aquella primera bohemia que trajo a Altea a personajes de gran renombre en la cultura musical (los Sagi-Vela), la pintura (Benjamin Palencia, Genaro Palau, etc), hay que nombrar a literatos como Roy Campbell (*1901, Durban, Sudáfrica-†1957, Setúbal) que se asentó en la Altea al inicio de 1935, habitando modestamente -de manera particular- en pleno campo alteano, buscando como él decía, las esencias lejos de cualquier convencionalismo. Fue poeta, escritor satírico, traductor e hispanista, considerado por T. S. Eliot, Dylan Thomas y Edith Sitwell, como uno de los mejores poetas del periodo de entreguerras. Su búsqueda anímica le llevó a una vida azarosa entre el sur de Francia, Altea y Toledo, allá por los primeros años 30 y hasta 1936.

La Casa Calces en la Foia d'Icard, en los años 1960. muy próxima a la imagen de la casa en la que vivió Roy Campbell

En 1921 contrajo matrimonio con Mary Margaret Garman, con quien tuvo dos hijas, Tess y Anna Campbell. Fue aficionado al alcohol, además de a la cultura y lengua españolas, traduciendo a Federico García Lorca, San Juan de la Cruz, etcétera. Publicó su primera colección de poemas, The Flaming Terrapin en 1924 cuando tenía solo veintidós años de edad y tras ello se aproximó al Círculo de Bloomsbury.

Al principio de la década de los 30, tras una crisis mística, Campbell rompió de forma brutal con el grupo Bloomsbury, tras publicar su sátira The Georgiad, calificándolos de intelectuales sin intelecto. Abandonó el marxismo militante y abrazó el catolicismo, razón por la cual fue el centro de los ataques de sus amistades en los de Bloomsbury y sobre todo de la propia Virginia Wolf. Abandonó Inglaterra y marcho a la Provenza y luego a España, estableciéndose en Altea, viviendo en la casa Calces de la Foia d’Icard con su mujer y sus hijas, donde en 1935 abrazó el catolicismo.

La rectitud y santidad de vida de los campesinos de la Provenza y de España, donde el catolicismo se integraba como parte de la vida cotidiana, le impactaron profundamente. Tuvo influencia en otros escritores conversos de la poética inglesa, como por ejemplo en Tolkien, quien admiraba enormemente a Campbell, llegando al extremo de dedicarle un personaje de su obra Aragorn, en “El Señor de los Anillos”.

La casa y el porche 

Su particular vivencia del conflicto español, el fusilamiento en Gandía de su amigo, el párroco que lo bautizó en Altea, y sobre todo el suceso ocurrido con los Carmelitas de Toledo en 1936, asesinados todos ellos tras la quema del convento en Toledo, tras confiarle los manuscritos de San Juan de la Cruz -que el llevó a Portugal y más tarde a Inglaterra, desde donde los devolvió  tras la Guerra Civil- gracias a lo cual se salvaron del fuego, le llevaron a denunciar públicamente desde Inglaterra el terror comunista en España. Inmortalizó con un poema, «The Carmelites of Toledo», la tragedia de la que había sido testigo presencial. Más tarde denunció la inmoralidad a la Alemania nazi y lucho contra Hitler con el ejército inglés.

Su fuerte personalidad, junto a su disposición contraria a los críticos de su época -mayoritariamente izquierdistas- o su enfrentamiento con la todopoderosa Virginia Woof, pueden haber mermado inmerecidamente la valoración de su legado poético y literario, recientemente reivindicado en el mundo sajón, como uno de los mejores escritores de entreguerras.

Finalizada la guerra, y tras algunos años, se estableció en Portugal, a principio de la década de los 50, traduciendo del español, francés y portugués con brillantez.

La Casa Calces en la Foia d'Icard en la actualidad

Fuentes:  “Salvó los manuscritos de San Juan de la Cruz” El Mundo 12-02-1012 – Información oral facilitada por el amigo Juan Rodríguez, la tradición oral alteana, junto a mi experiencia personal.

martes, 6 de julio de 2021

El Molí de Benimussa en Altea / por Miguel del Rey



El Paisaje

El molino de Benimussa se sitúa sobre una terraza fluvial en la margen derecha del río Algar. Se accede a él, tanto desde el camino que transcurre por la orilla derecha del río, como bajando desde el camino del Mandem.

Plano general del molíno, con la balsa, la sala de muelas, el socaz con la salida del agua y la balsa de decantación, junto a la casa de molinero y los antiguos almacenes. Dibujo de Miguel del Rey

Forma parte del sistema hidráulico del Reg Major y se sitúa en una zona de gran valor patrimonial donde destacan elementos propios de la cultura del agua, pues no sólo existe en la zona este molino; próximo a él encontramos el molino dels Moros, el motor de Picó, la galería de Benimussa, los cauces de los Riegos Mayor y Nuevo, también encontramos en la zona sus acequias en uso, e incluso alguno de los antiguos trestelladors, sistemas de cierre o apertura de agua al molino desde la acequia, etc., piezas originales que aún podemos ver en alguna de las acequias y que están allí desde tiempo inmemorial. La actual construcción incluye gran parte del sistema original de almacenamiento, descarga, sala de molienda, decantadores de agua y del socaz de salida del agua para reintegrarse en el sistema de riego, junto a la vivienda del molinero y los almacenes de apoyo a la actividad, hoy reconvertido todo ello en una casa de recreo.

La arquitectura del molino.


  la sala de muelas en la actualidad

Desde la acequia madre del Reg Major, sale una hijuela que bordea el molino, permite la entrada del agua en la balsa. Tras ser utilizada el agua como fuerza motriz moviendo las paletas y las muelas del molino, desagua por el socaz a la propia acequia madre. 

La balsa, de no excesiva capacidad y de gruesos muros de gravedad, es de forma irregular con un potente sistema de caída de agua - el cup- para dar presión a las paletas en los cárcavos y con ello mover las muelas que se encontraban en la sala de molienda. Esta se encuentra en estos momentos incorporada a la vivienda que se desarrolla en las antiguas instalaciones del molino y se cubre con una bóveda ligera de ladrillo a panderete. 

El Cup y las salidas del agua tras la sala de rotación de las muelas y la  balsa de decantación antes de volver el agua a la acequia principal

Bajo ella, oculta en la actualidad, está la galería de paso del agua que discurre perpendicular a la sala y desagua en unas balsas de decantación, una de las cuales se usa como piscina doméstica de la vivienda. Tras ella nace la acequia de desagüe. En su momento el molino incluyó dos muelas de molienda, almacenes y una casa del molinero, hoy ampliada como vivienda que se extiende por todas las instalaciones, conservando en buenas condiciones los espacios internos y externos del antiguo molino. El molino estuvo en servicio hasta los años 1950 del siglo XX.

*Publicado en el libro “Paseando por las alteas” M. del Rey, Valencia 2016

domingo, 4 de julio de 2021

El acueducto romano dels Arcs en Altea, por Miguel del Rey


Levatamiento hipotético de la parte central principal del acueducto a su paso por el Barranco dels Arcs. 
Dibujo MdR sobre la sección real del lugar

Al sur de Altea se encuentran los restos de un acueducto romano que atraviesa el barranco de les Arcs, posiblemente levantado entre los siglos II o III de nuestra era, forma parte de la estructura hidráulica que llevaba el agua del río Algar a la antigua villa romana del Albir. Su estructura se prolongaba a lo largo de unos 410 m. y constaba de 31 basas o machones, según los estudios realizados por este autor junto al arqueólogo Jaume Martínez y al historiador Pere Soler, llegando algunos de ellos a levantar 12 m. sobre el suelo a su paso por el barranco, según los planos y mediciones realizadas, manteniendo con ello el agua sobre la cota 25m. de altura, aproximadamente. De su estructura sólo quedan los restos de unas cuantas basas, sumidas en el más completo abandono a pesar de su declaración de BIC.


Vista de un resto de las basas a mediados de los años 60. Foto de la Revista Altea.

Recreación hipotética parcial del acueducto haciendo coincidir el resto arriba fotografiado en el dibujo, a partir de los restos encontrados, las impostaciones, de arcos y las paredes de los vanos superiores, que aún se pueden observar. Dibujo MdR



La acequia que conducía el agua se identifica, en la actualidad con el tramo extremo meridional del trazado del Riego Nuevo o Reg de Dalt, en particular el ramal que por el túnel de les Boqueres -obra en este caso romana- atraviesa el extremo norte de la colina sobre la que hoy se asienta Altea. Este ramal se prolonga hasta el llamado Tapó del Vicari, una hijuela por la que desciende y cuyo cajero se alinea casi completamente con el inicio del trazado del acueducto en su parte norte, lo cual hace suponer que se trata evidentemente de la misma estructura, variada en su configuración por el paso del tiempo -19 siglos- y tras un sucesivo expolio de materiales, en particular de la sillería que configuraba el monumento. En la actualidad, en las horas del atardecer, situados en línea con la acequia del Vicari, podemos ver el reflejo por donde pasaba el agua romana.

 

Ubicación del acueducto en toda su extensión en el plano general de la zona dels Arcs.

El desembarco posterior al acueducto, al sur del barranco, no está localizado de manera segura. En la actualidad se encuentra a muy poca distancia del trazado final del Riego Mayor o Reg de Baix a su paso por el barranco en dirección a Cap Blanc y el Albir, cauce que discurre sobre la cota 14 m. aproximadamente, más baja que la cota de servicio del acueducto, necesaria para conducir el agua hasta la villa romana del Albir.

Restos de las basas 

Por los restos encontrados, la estructura del acueducto debió constar de un doble sistema compositivo. Una basa aún existente hace unos años, y que mostramos en la imagen de la pág 152, nos proporcionaba una valiosísima información sobre las fábricas y la impostación de los muros. De su análisis podemos entender -o suponer- cómo se construía la arquitectura del acueducto. Y si bien no tenemos noticia de cómo resolverían los vanos, se supone que debieron construirse a la manera de la cultura romana, con arcos de medio punto. La toponimia del lugar “els Arcs” no ofrece duda al respecto. El cuerpo inferior, el basamental, incluía una línea de impostación sobre la que se levantaba un cuerpo superior del que quedaba algún resto material, que me temo esté sólo presente en la imagen a que nos referimos. En él, se intuía en la parte superior, la presencia de una jamba, además de dos sistemas de impostación: el de base de un posible sistema superior de arcos, y el que marcaría el nacimiento de la propia arcada superior, con arcos más pequeños. Sobre este sistema, de arcos sencillos o dobles, según la altura a resolver, se remataba la construcción, como es propio en los acueductos romanos de esta época, con el cajero por donde circulaba el agua. El paso por la parte más baja del barranco, donde la cota de servicio es de unos 12 a 13 m. de altura sobre el suelo, obligaría a disponer de altas basas o de una impostación inferior y algún cuerpo suplementario para llegar hasta el lecho del barranco. 

Acequia del Rec Nou a su salida del túnel romano de Les Boqueres, para llegar próximo a la conexión con el acueducto dels Arcs. Acequia dejada perder impunemente en los últimos años.. Foto MdR

Posiblemente estamos frente a un acueducto con varios niveles, solución bastante común en el mundo romano; niveles que se van suplementando a medida que baja el nivel del suelo. Por su tipología, atendiendo a los restos comentados con caras superiores de jambas que indican arquillos elevados, podríamos estar frente a un modelo de los utilizados a mediados del S. I d.C. (ver nota 1). Por la altura para atravesar el barranco y por los restos que quedan, o quedaban hasta hace unos años, entendemos que este acueducto alteano se podría resolver sólo con dos alturas. A la manera de hipótesis, basándose en los restos analizados y visto el trazado, las dimensiones de las basas y las distancias entre ellas, el autor se atreve a dibujar una hipótesis que sería necesario verificar, si ello es posible ya en este momento, hipótesis cuya parte más certera es la basa tomada de la realidad que ofrece la fotografía, donde son evidentes los restos de jambas superiores e impostaciones en las fábricas; en cualquier caso, no es más que una posible hipótesis de trabajo hasta que se desarrolle un estudio arqueológico y formal capaz de dar luz sobre uno de los monumentos más interesantes de la antigüedad, en Altea y en el territorio valenciano. Indicar además  que el estado en que se encuentra este monumento habla de la falta de interés de nuestra sociedad por su historia y sus orígenes.

(1) Por la época y la hipótesis, similar al existente en Provenza sobre el río Gard. El francés, de unas dimensiones mucho más grandes y con tres niveles

Nota: Publicado en el libro "Paseando por las alteas". M del Rey, Valencia 2026.