sábado, 19 de abril de 2014

"Bartolomé", Entre la Ilustración y la Revolución.




BARTOLOMÉ, es una historia novelada, como dice Rafael Llorca en la presentación del libro en Altea. Con el subtítulo de “Entre la Ilustración y la Revolución", el autor presenta  una saga basada en escrituras, protocolos notariales y hechos acaecidos en nuestras tierras del sur valenciano, articulada con licencias novelescas, que describe el devenir de una familia de la baja nobleza en los momentos finales del Antiguo Régimen, donde se dejan entrever sus conflictos e intereses, tanto con la aristocracia, como modelo dominante en un primer momento, como más tarde con la naciente burguesía en estas tierras.

La Marina, al lado de la montaña meridional y la ciudad de Valencia, son escenarios de la trama que se desarrolla en los finales del Setecientos y primera mitad del Ochocientos. Altea, Xàvia, Calp, Benimantell, la Villa, Valencia, Bocairent, el Valle de Travadell, el Alcoiá, Gandia ... pueblos y ciudades cobran vida en paisajes físicos y humanos de época, donde aparecen personajes reales de familias que en este momento representan parte del poder político y económico de estas comarcas: individuos que tienen el poder señorial o el poder local, junto a personajes populares, representantes de la Corona, ilustrados, afrancesados, frailes trastornados, caciques y bandoleros de la época.

La acción se apoya en hechos ocurridos y documentados a partir de escrituras, protocolos notariales, cartas, restos de bibliotecas privadas de este tiempo, noticias publicadas en periódicos de época, bibliografía especializada, así como una importante dosis de tradición oral. Procurando una visión compleja de una sociedad que contempla atónita el hundimiento de un mundo en el sonido de sucesos revolucionarios en Francia, guerras en el sur europeo, la pérdida de las Colonias americanas, ciclos económicos, crisis y malestar social ... , cuestiones todas ellas que aprovecha el liberalismo para conquistar el poder.

Las personas que muestren interés por el libro pueden encontrarlo en las librerías “Mascarat” o “Bou” en Altea. hoy en ediciones renovadas.

 

Entre las críticas recibidas podemos citar a Bel Carrasco, en “El Mundo”, dice de Bartolomé: “A partir de la evolución de una familia, su novela 'Bartolomé' describe los cambios radicales acaecidos en el crepúsculo del Antiguo Régimen; el conflictivo tránsito del despotismo ilustrado al liberalismo…  aunque el protagonista principal es Bartolomé, el autor destaca el importante papel que tenían las mujeres en esa época Por otra parte, los lectores interesados en la historia encontrarán una concienzuda recreación de una parte de su pasado, centrada en las relaciones sociales, económicas, así como las políticas matrimoniales de ciertos grupos sociales, sus relaciones con la iglesia y sus diversas tendencias, el papel de la mujer, el despotismo ilustrado, el populismo, el liberalismo...”


El Profesor Enric Mateu, en su presentación de la obra en Valencia, comentaba:

“Con Bartolomé viajamos por las tierras de Altea y nuestro novelista nos guía por los campos y sirviéndose de las palabras pinta cuadros donde advertimos formas llenas de color, volúmenes con contornos, y sobre todo, es mi opinión, destaca la luz que ilumina todo el paisaje. Luz que traspasa su sentido físico para aflorar una sensibilidad exquisita.

Todo este mundo que musicalmente definiríamos como mozartiano, lleno de alegría de vivir que rompe, en ocasiones las tristes costuras de la Iglesia y el Santo Oficio queda roto y cuestionado por la Revolución Francesa. Y aquí entraríamos en la segunda parte titulada: La plenitud: Tiempos convulsos. Continuando con el paisaje, ahora ya no se describen las tierras ordenadas para el cultivo según las reglas de la agronomía ciencia traída de la dulce Francia. Ahora el paisaje es agreste, amenazador, sombrío, un escenario con el telón de una Sierra de Aitana misteriosa incluso peligrosa si uno se adentra en ella. El aumento de bandoleros, su creciente importancia anuncia como los rayos el inicio de la tormenta histórica que va a vivir España. Bartolomé, caballero ilustrado y leal monárquico, debe navegar a partir de ahora en el proceloso mar de la revolución. Mantendrá firme el timón, pero no le gusta la peligrosa navegación que hace y las costas lejanas a donde se dirige le producen temor e insatisfacción”.


Nuestro ilustrado activista cultural alteano, Rafael Llorca, en su interesante presentación del libro en Altea, decía:

“ No es una novela histórica sino una historia novelada, con una gran información de la época… en la que sorprende conocer que Altea era un vivero de oportunidades de negocio, de enriquecimiento y de trabajo:  habían minas de hierro y basalto, comercio marítimo con los productos de la comarca y con los que se traían de vuelta, industria agro-alimentaria con las pasas, producción de seda, etc..., además de la pesca y agricultura (trigo, viña,...), que después se hundió por las cuestiones económicas y políticas que  se fueron dando, a lo largo del tiempo. Es muy significativo el dato de que la población de Altea se quintuplicó.

En el libro se describen las relaciones galantes con las mujeres, como se formaban las parejas de novios, por amor y/o interés y todo lo que se movía a su alrededor, y una descripción tan detallada de la moda, de cómo visten los protagonistas, que se le puede aplicar lo que dice Pepe Rovira: “una escritura que parece que no tenga prisa, mientras nos muestra la prisa de la existencia”.

Uno de los grandes aciertos del libro está en los diferentes niveles de lectura que se pueden dar. Habrá lectores que se quedarán más con la trama de los personajes y en cómo iban vestidos que con la arquitectura, y otros se fijarán más en los paisajes y como era el pueblo antiguamente, etc… Uno puede escuchar el ruido del agua en la acequia, cabalgar sobre un caballo y a su ritmo, trotar con él sobre campos de olivos, o viajar en carro por la Sierra Bèrnia; atemorizarse ante un interrogatorio de bandoleros que inesperadamente salen al camino, visitar una venta en plena montaña y las ermitas en el campo, respirar la humedad de la noche o disfrutar de una salida del sol del siglo pasado o de la vista de un cielo estrellado, pero, también, oler el comino y la canela de las pelotas de carne picada y extasiarse con los dulces de almendra que describe, incluso de hacerse una idea de cómo sonaban los madrigales de Boccherini, aunque nunca en tu vida los hayas escuchado”