domingo, 8 de agosto de 2021

La Casa Feliu en Calp, por Miguel del Rey

                La Casa de Feliu en Calp*

              En Calp encontramos los restos de una antigua masía que nos aproxima a lo que fue una gran explotación agraria de finales del siglo XVIII e inicios del XIX especializada en la explotación de la uva pasa (1). Una masía que incluía una gran extensión de terreno dedicada al cultivo de la vid y su transformación en uva pasa y posiblemente en vino, con la particularidad que en ella se solapan las dos maneras tradicionales de producir la pasa: la pasa de sol y la de escaldado. Su situación actual es de ruina, a pesar de lo cual nos permite adentrarnos en su mundo y conocer sus arquitecturas con la ayuda de imágenes que nos pueden acercar a la masía en su momento de esplendor.

Perspectiva caballera de una reconstrucción del conjunto. Publicada en Riuralogia nº 6.

              Dada la importancia de los restos que existente, esta masía es una de las instalaciones más complejas que podemos encontrar de lo que fue una granja especializada en pasa de moscatel con sistemas de sol y escaldado con apoyo de riurau.

              En origen se trata de una importante explotación de cultivo de vid, especializada en producción de pasa de sol, utilizando para ello el amplio y complejo sistema de camas que aún podemos ver. Más tarde se construye el riurau y la producción se transforma con el escaldado, al parecer manual, pues no se encuentra estufa en el complejo sistema de construcciones de la masía.

              Tras la guerra con el Francés, en 1818, se amplían las instalaciones de la masía y se construyen una alberca, junto al pozo y la noria que la abastecen, tal como queda patente en la fecha indicada en la propia obra, por lo que entendemos que estas mejoras, incluido el riurau, son bastante tempranas, quizás propias del momento de transformación de los sistemas de producción de la uva pasa, en los inicios del siglo XIX.

              La masía en incluye una serie de cuerpos canónicos adosados entre si, en algunos casos de amplias dimensiones, producto de sucesivas ampliaciones y de los cambios y transformaciones que sufre la masía en el siglo XIX, cuando aumenta no solo su producción agraria y se adecua a las nuevas tecnologías. A su vez, en determinado momento adquiere la condición de casa de recreo para sus propietarios, quienes amplían ciertos cuerpos, variando incluso la orientación y el acceso a la casa principal, separándola progresivamente del mundo agrario, de la masía original

              Consta el conjunto de varios elementos: casa, naia, horno, corral, patio, riurau, sequer, sistemas de camas de sol, alberca, noria, etc. Elementos que responden a sistemas canónicos con morfologías estandarizadas, adecuados en su caso a un terreno en ligero desnivel. Se desarrolla, por tanto, en dos niveles; en el plano superior, una explanada amplia, hoy boscosa, encontramos un espléndido conjunto de camas de sol y también el riurau, posiblemente en su día rodeado de una amplia zona de secado de las uvas. En el plano inferior se encuentra la casa, corrales y patios, con acceso a la cambra de almacenamiento desde el nivel de la terraza superior. Una naia se adosa como espacio doméstico filtrante frente de la fachada de levante de acceso a la casa, ya entendida esta como casa de recreo y separada del resto de las construcciones de uso económico.

              La vivienda consta de dos volúmenes, el primigenio es una casa de dos crujías con acceso sur. A ella se adosa lateralmente un nuevo cuerpo, frente al cual se incluye la citada naia, separando de esta manera la vivienda de propietarios de los espacios abiertos al sur, más propios del mundo agrario.

                                              Vista del antiguo riurau. Foto de J. Luis Luri

              El riurau, construido a un agua, se resolvía con vanos adintelados de vigas de madera apoyadas sobre esbeltos pilares; una propuesta sencilla en lo constructivo, sin alardes o acabados de valor singular. Su muro posterior, alto, esbelto, mantiene una gran puerta de paso a los sistemas de camas de sol, a la vez que incluye respiraderos verticales próximos entre sí para facilitar la corriente de aire y por tanto el secado de las camas de uva. Frente a él se extendía un sequer.

              El corral, adosado a la casa, constaba de  un cobertizo, similar a los comentados cuando hablamos de estos edificios, el llamado cobert, un cuerpo porticado similar en su structura a los porticados de los riuraus, que se complementaba con un patio abierto y acotado con tapias, denominado el ras. La alberca, de grandes dimensiones, se separa ligeramente de la masía.

              Las camas de sol, quizás el elemento más importante del conjunto, lo forman 18 camas dispuestas en dos sistemas distintos, dispuestos perpendicularmente entre sí. Están compuestas por planos inclinados de aproximadamente 11 m. de longitud y anchura variable, según se disponga la inclinación a la larga (norte -sur), o bien inclinen el plano lateralmente en la dimensión más estrecha (dispuestos longitudinalmente de este a oeste).

            Andén entre las camas de sol en profundidad con frontis para ser cubiertas con “sarandas” textiles en caso de necesidad. Foto MdR.

En Feliu existen un cincuenta por cien de camas en ambas direcciones, tal como hemos indicado. Las que mantienen la inclinación norte-sur disponen en la parte alta -al norte- de un testero a la manera de piñón a dos aguas construido en mampostería revocada con morteros de cal, cuya función sería facilitar cubrirlas con una lona sobre una estructura ligera, a la manera de saranda.

              Las camas se elevan del terreno entre 80 y 40 cm, aproximadamente, y se separan entre sí entre 94 y 120 cm., con pasillos solados con guijarro hincado al suelo, que facilita el rápido drenaje del agua de lluvia.  Las anchuras de las camas varían entre los 220 y los 320 cm, para así disponer sobre ellas los cañizos en uno u otro sentido.

                (*) Texto de la publicación inédita en el libro "Lonjas, Porches y Riuraus". Miguel del Rey

                (1) Parte de este texto, firmado por M. del Rey, fue publicado en la revista Riraulogia nº 6, dedicada a los riuraus de Calp y Altea

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