jueves, 18 de febrero de 2021

Arquitecturas ausentes: El bar Lledó y la pastelería Internacional, por Miguel del Rey

El bar Lledó y la pastelería Internacional. Segunda mitad del s. XX*

* Publicado en el libro "Paseando por las alteas" Miguel del Rey, Valencia 2016


Pastelería Internacional en la Replaceta del Convent. Foto gentileza de Pastelería Internacional

Unas de las instituciones más representativas de la sociedad alteana en la segunda mitad del siglo XX fueron sus bares, verdaderos espacios de relación social que en las distintas horas del día atendían a una clientela amplia y diversa, bares interiores o de terraza, bares especializados en tapas, cañas, horchatas,  helados, absenta o vermút, etc. Uno de ellos fue el Bar LLedó, un bar de café y vermút por la mañana, de partida a lo largo de la tarde y por la noche, terraza de refrescos o de leche merengada. Quizás para este autor ha quedado en su memoria aquel “nacional”, ese café con merengada o vainilla, el canon de lo que entendía en la Altea de esos tiempos por un buen helado.

El humo de los cigarrillos, de los caliqueños y de los puros, hacían irrespirable su atmosfera para el neófito, pero era precisamente ese ambiente de humos, esa liturgia de exclamaciones, alguna palabrota e incluso blasfemia, lo que reunía allí a una gran cantidad de parroquianos en torno a unas mesas de mármol de Macael escritas y reescritas con las cuentas de las partidas de dominó. No se quedaba atrás la Pastelería Internacional que compartía parte de la clientela, aunque no las partidas. Sus horchatas, granizados, sus bambas y bollos rellenos de crema, los “bartolos” que aún elaboran en su nueva sede, fueron lugar obligado y terraza propia de estar a partir de media mañana o media tarde. La llegada de alguno de sus camareros a alguna casa pudiente de la contornada con una gran bandeja metálica, lustrosa, y sobre ella una merienda de horchatas y bollos era una imagen conmovedora y feliz para señoras y chiquillería. 


Bar Lledó en 1958. Foto L. Fuster

En el edificio donde se asentaba el Bar Lledó, hay que hacer mención de la Academia Bernia que ocupaba la última planta del desaparecido edificio. Institución por la que pasaron generaciones de alteanos y alteanas  en sus clases regladas o en los sesiones de “repaso” a las que asistimos tantos adolescentes en aquellos años. 

             
 Edificio del Bar Lledo y la Academia Bèrnia. Foto MdR

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