miércoles, 15 de noviembre de 2023

Ermita de Santa Bárbara en Altea, por Miguel del Rey

 ERMITA DE SANTA BÁRBARA-ALTEA     Partida del Cascall                               1729 - 1950


Fachada actual de la ermita

En los territorios próximos a Altea la Vieja, al norte del río Algar, la tradición agraria y la vivienda dispersa están históricamente muy arraigadas, quizás herencia de un pasado de origen islámico con poblamiento disperso. El Cascall ha sido una de esas partidas con características geográficas, etnológicas y sociales similares a las partidas colindantes de Sogai y la foia d’Altea la Vella, pequeños valles -foias- definidas por las depresiones entre las colinas existentes, áreas que han mantenido desde finales del siglo XVIII población estable y que han tenido como lugar de encuentro la ermita de Santa Bárbara, patrona de esas tierras. 

 
Vista de la vane principal y cuerpo original. Foto del autor

La actual ermita, dispuesta sobre una terraza al sur de la colina de Sant Jordi, dominaba visualmente las tierras de labor sobre el cauce del río Algar, teniendo como fondo las colinas del Mandem y Benimussa con sus huertas a sus pies, e incluso el perfil del pueblo de Altea y la línea del horizonte sobre el mar en la desembocadura del Algar.  Este lugar tenía gran valor paisajístico en origen, truncado con el diseño descuidado de la autopista AP7, el nulo estudio de su impacto ambiental sobre estas tierras y en particular, sobre el paisaje circundante a la ermita; y quizás la poca atención de la propia administración, durante muchos decenios ajena a la labor de salvaguardia de nuestros paisajes.


Anexo lateral y palco superior. Foto del Autor
 
El edificio existente es el resultado de diferentes ampliaciones y reformas a partir de una ermita anterior a 1759. Hay constancia documental de una ampliación realizada en ese año sobre una construcción anterior no datada. Santa Bárbara es una de las ermitas más antiguas de Altea, activa  a lo largo del tiempo, pues además de las fiestas patronales, en ella se han celebrado numerosos actos litúrgicos. Desde su creación y posiblemente hasta finales del siglo XIX, dispuso de ermitaño que residía en una estancia anexa al edificio y cuidaba del templo. Se tiene noticia de una intervención a mediados del S. XX, en 1955, cuando fue restaurada y se construyó el actual altar. En el año 2001 la ermita pasa a manos municipales y se restaura su fachada. La imagen original de la patrona fue quemada en la Guerra Civil y en los años 40 los vecinos sufragan una nueva imagen. La campana actual es de 1980 y sólo se coloca en la ermita durante la celebración de las fiestas. La anterior tenía inscrita la fecha de 1772, fue robada en 1976, recuperada en marzo de 2008 y nuevamente sustraída.

La arquitectura de la ermita. -

 

Planta general, con el cuerpo original del s XVIII y las ampliaciones históricas. Dibujo del autor

La arquitectura de la ermita presenta cierta complejidad pues, como hemos indicado, se intervino en el siglo XVIII con una ampliación sobre un edificio ya existente. Nos muestra la arquitectura propia de un pequeño oratorio en la parte del actual presbiterio, al que se le añadió una ampliación posterior de dimensiones generosas y estructura distinta, formando una nave de cierta profundidad. El cuerpo más profundo se compone de dos bóvedas de cañón en serie, de radios distintos y anchuras ajustadas,  apoyadas sobre muros de carga. Bóvedas impostadas sobre un resalte que llega hasta el extremo de este primer cuerpo. Tras él, una nueva estructura ligeramente más amplia y compleja, formada por dos arcos fajones sobre los que descansa una bóveda aristada que nace sin impostación alguna, con una especie de nichos laterales, como capillas internas, con galerías superiores a la manera de coros elevados  a ambos lados cerrados por un arco carpanel que abre sobre la nave central, protegidos dichos balcones, por barandas de madera de traza popular, a los que se accede por unas pequeñas escaleras de caracol.

 

Alzado de la fachada

El conjunto de bóvedas, balcones, capillas, el pequeño púlpito, crean un ambiente intimista y muy popular. Los solados de baldosa hidráulica en blanco y negro forman dibujos de cierta complejidad. La planta se completa con una pequeña sacristía casi excavada en roca, cubierta con una prolongación de la cubierta de la nave del presbiterio.

La fachada es muy sencilla y se remata con una espadaña de un único vano dispuesta sobre el vértice del muro piñón. En el lateral oeste se sitúa un porche cubierto, recientemente restaurado y sin excesivo interés. Es de destacar la glorieta situada frente a la ermita, un plano aterrazado limitado por un banco corrido que se ajusta a la orografía de la colina sobre la que se sitúa la ermita.

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