domingo, 17 de mayo de 2020

Hacia una nueva realidad en arquitectura, por Miguel del Rey


Entrevista solicitada por la periodista Hortensia García para el periódico Levante, de la cual publica el extracto en el dominical del 17 de Mayo de 2020

Estos tiempos propician la reflexión y quizás torbellinos de ideas o quizás de dudas. No dejo de pensar en el modelo económico de grandes áreas de nuestra tierra, en esas comarcas turísticas tan castigadas en su paisaje, y en las que el haber jugado todo a una carta puede ser tremendo. Pero ese es otro tema quizás para abordarlo con tiempo.

Profesionalmente los dos polos de atención que entran hoy en crisis de manera inmediata son la vivienda y el espacio público; para reflexionar sobre ellos quizás debiéramos apoyarnos en experiencias pasadas, en lo ocurrido a partir de situaciones similares: el cólera  a finales del s. XIX, las tisis y la gripe en los inicios del siglo XX; revisar lo ocurrido puede darnos un poco de luz.
El higienísmo tuvo propuestas cambiantes sobre la vivienda y el habitar, en el primero momento optó por colonias de casas unifamiliares, nuevas estructuras urbanas se acercaban al campo y abandonaban los núcleos históricos: la ciudad lineal fue un ejemplo. Más tarde, con las Siedlungen, la casa unifamiliar es sustituida por el bloque de media altura, manteniendo una relación directa con la tierra, con los huertos urbanos colectivos o particulares. Más tarde otra propuesta, el bloque en altura sobre pilotis, liberando el suelo y recuperando la cubierta verde, optando siempre por la terraza doméstica. Creo debemos repensar aquellas propuestas y entender que en la actualidad la vivienda no solo debe ser "unidad de habitación", quizás también debe ser lugar de trabajo ocasional, de esparcimiento y complemento de producción alimentaria.

Creo se puede vivir con estandares de densidad adecuada, liberando suelo, bien como espacio lúdico o como huertos comunales o privados de producción, habitar en altura con buenas vistas y ventilación cruzada, terrazas habitables, controles solares eficaces, diseños medioambientalmente propositivos y potenciando las energías renovables. Quizás el espacio interno es lo más conflictivo, deberán de poder compartimentarse en determinadas circunstancias, aumentando a la vez almacenamiento y servicios.

Sobre el espacio público.  El paradigma en este caso es quizás más complejo e implica un cambio en el modelo de comportamiento social. La ciudad con lugares públicos que incitan al consumo, al ocio colectivo, a verse y ser visto y encontrase socialmente, entran en crisis. Ello implica nuevas alternativas en el diseño de los nuevos espacios públicos, en el ocio y el turismo y por supuesto en el rediseño de los existentes. Lo extensivo, la baja densidad inciden en la revisión total de la oferta de espacio y de ocio.

De entre la amplia casuística de los espacios públicos, me centraré en uno que entiendo, por el tiempo en que entramos debe tener un protagonismo particular: los bordes marítimos. Son lugares que ofrecen condiciones medioambientales positivas: sol, aire libre, poca contaminación, pero con el handicap de la densidad de ocupación en determinados momentos. En estos lugares el paseo marítimo, figura ya en crisis, entra en caída libre por su densificación, ruptura con el paisaje y serios problemas de conservación.

Nuevas alternativas se han definido en parques naturales, pero el borde marítimo no debe circunscribirse a estos espacios singulares; esté donde esté, reclama su protagonismo y capacidad expresiva singular de paso hacia la naturaleza, transformando la definición líquida de zona maritimo-terrestre en espacio de intercambio con la naturaleza, que en cada lugar tendrá su condición.
En las zonas amplias, la nueva realidad del borde marítimo reclama la definición de una franja poco adjetivada, no lineal ni excesivamente construida, capaz de adecuarse a las condiciones naturales del lugar, a su vegetación y capacidad expresiva, con propuestas diversas de usos y recorridos que lleven a nodos de actividad de gran extensión y con sombra garantizada para poder extender su uso más allá de unas cuantas sombrillas o toldos, incluyendo si es posible, restos de aquella edificación que en su momento ocupó esta primera línea de manera algo particular. En espacios más ajustados, el diseño y la imaginación deben ofrecer bordes singulares creando alternativas de interacción fecunda con el mar.

El mundo rural es otro espacio de particular relevancia, su oferta como lugares de habitación diseminada o poco densa en esa España vaciada, puede ser una opción, restaurando patrimonio y creando un hábitat de calidad en buena relación con la tierra y el paisaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario