Publicado en Levante 24-02-2013
Foto: Laura Soriano
El objeto de nuestra visita era conocer
la casa Frígola, un magnífico edificio posiblemente datado entre los siglos XV-
XVI, quizás construido sobre una preexistencia. Actualmente es propiedad de la
familia Bosch, que habita allí, y tuvo la amabilidad de mostrarnos su casa.
Nuestra sorpresa, al atravesarla, fue llegar a una terraza que forma parte de
un huerto-jardín murado que rodea todo el conjunto. La primera impresión fue que se trataba de un huerto utilizado
como expansión de la casa, con vegetación
escasa y poco disciplinada. Sólo cuando nos fijamos en los detalles y en la
disposición de los elementos que lo componen, en la diferencia de cotas entre
unos lugares y otros, el terreno de plantación rehundido, los restos del
recorrido del sistema de riego y los canales que comunican los huertos, y la fábrica de ladrillo del muro y los
andadores, puede reconocerse claramente la influencia de los jardines de
al-Andalus, y aparece ante nosotros lo que creíamos un imposible:
el huerto-jardín con todas las características
del legado andalusí.
DESCRIPCION
La terraza, que abarca toda la fachada
posterior de la casa, se articula perpendicularmente por un paseo macizo de 3
varas de anchura (2,80 metros) y atraviesa
el huerto de 40x13 metros aproximadamente, dividiéndolo en dos porciones
asimétricas. Pero lo mas importante es que el terreno de plantación queda rehundido una vara y media (1,40metros) con respecto al
resto. A derecha e izquierda, en los dos tramos de huerto dividido por el
paseo, hay plantados actualmente, diferentes árboles frutales, palmeras, etc. A
este nivel inferior se accede por una
pequeña escalera de cuatro peldaños
situada a ambos lados del paseo
transversal, junto a la terraza y lo mismo se repite al final del paseo, junto al
muro que envuelve el conjunto. La fábrica de esta tapia, escaleras, paseo,.se
corresponde con la fabrica de ladrillo del siglo XV-XVI , con alguna variación
añadida, seguramente en alguna intervención del siglo XVIII, que se distingue de lo anterior.
Aunque su actual estado de conservación
es bueno en lo que se refiere a los elementos estructurales que quedan, las
especies botánicas y su distribución en el huerto, no obedecen a ningún canon
ni parecen tener una intención determinada, lo que dificulta bastante la
apreciación del lugar como algo único y de singular importancia. Por medio de
un estudio arqueológico podría llegarse a una idea mas precisa del origen y
composición original de su estructura
que nos permitiera conocer las trazas de elementos que se intuye que
deberían existir pero pueden haber sido borrados por el tiempo: caminos
perimetrales, alberca si la hubo, recorrido de la red hidráulica, etc. y
completarlo con un estudio botánico y de aproximación a las especies vegetales
y a la forma que las contenía.
ANTECEDENTES
Los antecedentes de este tipo de
jardín estructurado a dos niveles, los encontramos en la herencia de la dinastía
abbasí o de Bagdad,(750-1258), y en su
cultura, introducidas en al-Andalus en época
almorávide. Los ejemplos más cercanos los tenemos hoy en el
Castillejo de Murcia o en el Alcázar de Sevilla, en donde por
excavaciones realizadas en el patio de la Montería, por ejemplo, se sabe que
estaba rodeado por un anden perimetral, y el jardín estaba rehundido 1,50
metros. Se accedía a él por unas escaleras de cinco peldaños situadas en el
centro de cada lado, y cabía destacar la ausencia de albercas. Sólo un
canalillo que discurría en paralelo al anden perimetral, alimentado por
tuberías de plomo, servia para el riego. Cuando se halló esta estructura de
patio, se comparó con el del palacio almorávide de Ibn Yusuf, excavado en
Marrakech, con un esquema muy similar al de Frígola.
La diferencia de niveles con la
que se construían tantos jardines del mundo árabe, estaba pensada para paliar los inconvenientes del sistema de riego por inundación de las tierras, pues al regar los
huertos a manta, el recorrido de paseo no se veia afectado por la humedad del
suelo. Pero no era éste el único motivo, ya que es sabida la sensibilidad tan marcada en cuanto al
recreo de los sentidos que caracterizaba a este tipo de jardinería. Esa diferencia de altura, hacía también
posible que al pasear se apreciase el aroma de los cítricos y otros árboles
frutales, cuyas copas quedaban así al alcance de la mano, con fácil acceso a los frutos que se podían
coger incluso sin bajar al huerto.
A este respecto, contamos con la
descripción de un jardín construido en la ciudad de Qatai, en Egipto, a finales
del siglo IX, en donde ya se cita la plantación de arrayanes de toda clase y
árboles y brotes de palmera, de los que se podía coger su fruto tanto el que estuviese de pie como sentado. , haciendo alusión a que el
lugar de estancia del jardín estaba situado justo al nivel de las copas de los
árboles. Este tipo de jardines abbasies tienen fama de ser los mas
refinados de la cultura jardinera
antigua, y su influencia fue tal, que aun
hoy podemos reconocer algunos de sus rasgos en jardines que han perdurado
a través de los siglos. Y no es de
extrañar, puesto que el huerto-jardín en dos niveles prolongaba el paseo al
desdoblar el jardín en dos, y los
rincones, escaleras, canales de riego y andadores le dotaban de una complejidad que enriquecía el jardín creando puntos de
vista nuevos y ambientes muy distintos
entre sí. La manera de compartimentar el espacio era clara, ya que , mientras
la parte superior era toda pisable, la inferior, en donde se plantaba el
huerto, se solía zonificar como huerto de frutales, huerta de productos
hortícolas, de aromáticas, etc. estableciendo unos andadores o caminos
perimetrales y caminos delimitados, en este caso por tejas, para poder recorrer
los huertos.
REFERENCIAS HISTORICAS VALENCIANAS
Los hallazgos de los que hasta
ahora teníamos noticia en la Comunidad Valenciana, de este tipo de jardín en
dos niveles, procedían de excavaciones realizadas en el castillo de Onda (Castellón)
en donde en el transcurso de las obras de restauración del castillo,
aparecieron, recientemente (2008-2010) las trazas de un jardín de época musulmana,
rectangular, subdividido en cuatro cuadrantes por un crucero interior con recorrido perimetral
que servía de andador y que se situaba
un metro por encima de los cuatro cuadros destinados a la vegetación. La
estructura de este jardín se ha recuperado, y actualmente es visitable junto con el resto del castillo. También en
las excavaciones de la Almoina hay
patios con esta configuración a dos alturas en las que la vegetación ocupaba un
nivel mas bajo con respecto a los andenes. En ambos casos se han datado en el
siglo XII. Pero está claro que esta
tipología de jardín se prolongó en el tiempo.
Los valencianos Jardines del Real se convirtieron, en el siglo XV y XVI, en el
referente de toda Europa. Las descripciones de los mas antiguos jardines
valencianos que se conocen, alguna de ellas del siglo XVI, hacen mas referencia
al gran dominio de la técnica de los jardineros en cuanto a formar figuras de
topiaria, muros vegetales, cuadros perfectamente recortados, variedad botánica,
etc. Naturalmente, estas cosas son efímeras por su naturaleza. En el de Frígola, por el contrario, hemos encontrado un jardín
carente de ornamentación y de elementos preciosistas. Por supuesto, no se trata
del patio de un Palacio Real, como en los otros casos citados, pero sí del huerto-jardín
de una de las casas señoriales mas
importantes del momento. El hallazgo de este jardín en Moncada nos proporciona
un ejemplo extraordinario al alcance de nuestra vista, de una época de esplendor de la jardinería
valenciana de la que, hasta ahora, no teníamos noticia de ningún superviviente.