miércoles, 19 de abril de 2023

Restauración del Pont Vell d'Ontinyent, VAM 10-Arquitectura y Paisaje/ UPV

Restauración del Pont Vell -Ontinyent

Un proyecto de Miguel del Rey y Antonio Gallud (VAM10, Arquitectura y Paisaje) 2020-2023, con la colaboración de J Yuste y R.      como ing. de Caminos, Paco Vallet, Director ejecutivo, I. Hortelano, arqueólogo y construido por la Empresa Frances de Ontinyent

El Pont Vell aguas arriba, vista del conjunto ya restaurado con el muro de la Costera dels Machos y los aterrazamientos laterales del cauce, junto a la torre saneada.

Los Orígenes del Pont Vell

Construido entre 1.500 y 1.501 está catalogado como Bien Patrimonial de Ontinyent. Es obra de los maestros de obra y piedrapedreros Pere Orilla, de Xàtiva, y Joan Montanyés, aunque seguramente sustituyó a otros anteriores según indica A. Ribera. A pesar de ello es uno de los más antiguos puentes de la comarca y el más interesante de todos los subsistentes, pues la inmensa mayoría en principio por su fecha de construcción, pues el resto son muy recientes, básicamente de la segunda mitad del XIX.

Situado aguas abajo de la curva que forma el cauce del Clariano con el promontorio de la Vila, se encuentra frente a los restos de los lienzos norte de la muralla de la ciudad medieval y bajo la Torre dels Arbellons. Es posiblemente la parte menos agreste del cauce y evidentemente propicia para ubicar el puente, que hasta el s. XIX fue el único paso que comunicaba con los Arrabales. El puente marcará una reorientación de las comunicaciones de la vila. El 1520‐1521 los Agermanados de Ontinyent propiciaron la construcción del Camí dels Carros. También en el siglo XVI se construirá el Tirador dels Peraires, donde los maestros fabricantes extendían y dejaban secar los trapos de lana. El Pont Vell ha desafiado entre otros las riadas de 1597, 1689 (cuando es va produjo el derribo del pantano), 1884 (el año del diluvio) y las riada 1982 y de 2020.

Su colmatación en el tiempo

Los procesos de industrialización del entorno del río propician la construcción en el tiempo de numerosos molinos y otras instalaciones anexas, las cuales colmatan los espacios inmediatos el cauce y en particular al propio puente, perdiendo este parte de sus embarques, en concreto el embarque sur, el cual queda absorbido por edificaciones, fábricas como la de Tortosa y Delgado y procesos de construcción de colectores generales, etc. 


Se pierden algunos tajamares total o parcialmente absorbidos por edificios colindantestotal, se introducen colectores en el cauce que elevan parcialmente la cota de servicio de la base de lecho, restando luz y sección de paso de agua ⁶a los arcos del puente. Poco a poco, a lo largo de las últimas décadas del s XX y primeras del s XXI, se libera y recupera la totalidad del trazado y las servidumbres de colectores por el cauce, liberando la capacidad de paso del agua por el puente

El puente, su arquitectura y su valor estructurante del paisaje

Formado por dos arcos ligeramente rebajados que se apoyan en basas con tajamares sobre las margas que a distinta profundidad forman la base del lecho del río. Su traza es quebrada respecto al embarque sur y se dispone formando un plano inclinado de pendiente suave para entregar a distinta altura a ambos lados del cauce.



Alzados y planta del conjunto de puente y sus embarques

Su construcción es una fábrica de sillería con hiladas de distinto espesor y unos rellenos de calidad baja que ha sido necesario compactar. La sillería incluye en una base de piedra calcárea de gran compacidad, que construye la cimentación y el basamento de las pilas y se eleva hasta la impostación de los arcos y construye los arcos formeros, mientras que los tímpanos se construyen con una caliza más blanda. Los pretiles son de mampostería de época distinta al resto de fábricas. La cimentación se define con ajustadas impostaciones del muro que aumentan la base, y en la pila central, una plataforma más ancha se dispone sobresaliendo unos 70 cm por cada lado del perímetro de la basa y baja hasta el lecho de margas. Las bóvedas son de sillería de ajustado espesor, aproximadamente 1/2 respecto a las dimensiones de las dovelas que forman los arcos formeros.

Intervención de saneado y restauración del embarque sur. Fase I de la restauración del Pont Vell

A ambos lados de puente se disponen unos embarques de muy distinta naturaleza, el sur muy alargado y bajo el cual existen dos sistemas de desagües históricos, uno que atraca normal al trazado del puente, que recoge las aguas de la Vila, más un sistema paralelo al río y que proviene de la red de acequias que servían a los molinos del sistema de Almaig-Sant Jaume y que desagua por un arco esviado de ladrillo, posiblemente de época posterior a la fábrica original del puente. Esta zona, muy deteriorada, fue objeto de saneamiento y restauración en una primera Fase de la intervención, recuperando con ello la dimensión histórica del desembarco del puente.

Interior de las galerías de los desagües del conjunto Almaig-Sant Jaume

El embarque norte tiene una naturaleza muy distinta, formada por un muro, el dels Carros, de grandes dimensiones y buena traza, construido en época ligeramente posterior al puente, más una esquina achaflanada, posiblemente para facilitar la curva de acceso al puente desde la Costera dels Machos. Este chaflán se levanta sobre un arco rebajado esquinero en sillería. El conjunto se completa con una torre de gran prestancia formal, que pudo contener un molino en origen, cuyos sistemas de entrada y salida de aguas se han puesto en valor en estos trabajos de restauración, de la misma manera que los aterrazamientos del borde del cauce, que protegen la cimentación del muro de la Costera y parte del propio puente. Aguas abajo del puente se ha intervenido en poner en valor parte del tajamar del extremo norte, y sacar el plano de servicio del antiguo molino allí existente que tomaba aguas del sistema de acequias anteriormente citado.

Detall d’un planol del 1828, on es veu el Pont Vell i l’inici de la Cantereria; (Arxiu del Regne de València, Bailia, Lletra E, ex. 588, f. 70). Tret de: López i Villalmanzo, 2000.

Vista lateral del Pont Vell con el tajamar reconstruido y la base de restos arqueológicos de los antiguos edificios

Las intervenciones realizadas

Estado original del puente

Saneado de los tímpanos, pretil y tajamares


Cosido entre arcos y boquilla

 

Estabilizaciones del relleno, manteniendo los pasos de instalaciones existentes


Recomposición de sillares

 

 

Sección constructiva y atado de los arcos formeros entre si

Intervenciones en el Muro dels Carros

 

Recalces de cimentación

sábado, 15 de abril de 2023

Solados y piezas de cerámica en la Altea del siglo XVIII, por Miguel del Rey

 


Tintero alteano de mediados del siglo XVIII. Pieza de la Real Fábrica de Alcora de
la serie “puntilla” en azul cobalto. Colección particular Foto MdR


Hay que destacar cierto interés en la cultura material alteana en cerámica en esta etapa de finales del siglo XVIII y primeras décadas del XIX, época a la que se les ha dado poca importancia y no ha sido particularmente estudiada. Podemos distinguir la influencia, tanto en objetos como en los motivos en sí, de la producción de la Real Fábrica de Alcora. Como ejemplo, se puede destacar un tintero de la serie “puntilla” en azul cobalto, conformando el brocal de un pozo, pieza alteana perteneciente a la familia Calzas del Castillo (Calces), familia asentada en el pueblo ya en 1750, época precisamente de la producción de estas series en Alcora.

Detalle de solado alteano de finales del S. XVIII o inicios del XIX. Foto MdR

También son de señalar algunos solados cerámicos de esta época existentes en casas del interior de la villa fortificada, solados que incluyen como motivos centrales paisajes o escenas bucólicas o cinegéticas, muy similares a los que en el último tercio del siglo XVIII reproduce la fábrica tanto en azulejería, como en vajillas y otros objetos domésticos, dentro de este mundo aún heredero de la Ilustración. Solados formados por piezas de pequeño formato dispuesto en diagonal y con un dibujo central en la sala. Junto a ellos existen otros solados más tradicionales, en formatos de tamaño medio, propios también del XVIII que incluyen motivos florales o de frutas.

Escena cinegética con arquitectura al fondo. Solado del
S. XVIII o inicios del XIX. Foto MdR

Publicado en el libro “paseando por las Altea” Miguel del Rey, Valencia 2016, pag 299