miércoles, 17 de noviembre de 2021

El callejero renacentista de la Vila de Altea, por Miguel del Rey

 El callejero renacentista de la Vila de Altea*

* Plano y textos entresacados del libro “Paseando por las alteas” Miguel del Rey, Valencia 2016.

Parcelario de la Vila de Altea. En amarillo callejero, en azul edificios faltantes, en verde casas-muro sobre la muralla, en rojo castillo y antigua iglesia, hoy desaparecidos. 

La condición de la villa de Altea como la única ciudadela de nueva planta de época renacentista en el mediterráneo español, es una cuestión poco conocida y menos aún valorada por propios y extraños. Se trata pues una planta perfecta de nueva ciudad que se ha conservado intacta en su planta y trazado de calles, con parte de su muralla; por cierto, cada día más castigada y desprotegida, a pesar de que tuvo que ser la ciudadanía quien solicitara su protección a Consellería; protección que aún no ha hecho efectivo el ayuntamiento con el necesario Plan Especial de Protección que marca la ley tras la aprobación del BIC de la Muralla.

Pero al menos tenemos un trazado de calles renacentistas muy bien conservado, limitado por los restos de la muralla en algunos puntos, al norte y este de la traza de la nueva ciudad del siglo XVII.  

Un trazado compuesto por calles paralelas en dirección noreste-sudoeste definidas a partir del trazado de la calle Mayor, que une el Portal Vell con la plaza de la iglesia. Las calles del interior de la fortaleza se conservan en la actualidad con su trazado inalterado, solo la toponimia ha cambiado. En su tiempo se llamaban: carrer Major, d´Enmig y de Baix, o Fondo en este caso, más una cuarta llamada carrer del Forn. A ellas hay que añadir las perimetrales de este a oeste: carrer de la Senyoria, bordeando interiormente el lienzo septentrional, carrer de la Carnisseria o de la Escuela –hoy de Santa Bárbara- y entre ambas el carrer del Garroferet y el de Jesús.

Estructura que se conserva en la actualidad, salvo dos edificios derribados, el de las Torres y el desafortunado vacío de la Plaza de la Iglesia, que rompe la estructura histórica del recinto, y que necesita de una reinterpretación que permita cerrar espacialmente la plaza dejando en cualquier caso paso inferior al actual mirador.