martes, 9 de abril de 2024

Primeras imágenes de la barraca valenciana, por Miguel del Rey

 Primeras imágenes de la barraca valenciana*

*Extraído del libro "Arquitecturas en Tierra Fértil, M. del Rey, Alicante 2023

Tabla de la “Predel.la de les Santes” Museo de Bellas Artes de Valencia. Tabla de Santa Margarita. Con detalle de la edificación al fondo a la que se refiere Sánchis Guarner como primera imagen de una barraca en la pintura valenciana. Retablo atribuido modernamente a Vicent Macip, S. XVI

               La barraca que hemos conocido es una construcción de planta paralelepípeda próxima a las proporciones 1/3, cuyos muros laterales se construyen de adobe sobre una cimentación de mampuestos y bolos con morteros de cal, e incluyen pies derechos de madera sobre los cuales se levanta una cubierta vegetal de gran inclinación formada por planos de cañizo revestidos de gavillas de gramíneas, "Phragmites australis", o en su caso "Ammophila arenaria", cuyo nombre valenciano son respectivamente senill o borró. Ambos planos de cubierta se atan por una viga de coronación que recoge la estructura triangulada arriostrada por tirantes. Las fachadas anterior y posterior se construyen con planos no portantes, que en un origen incluían un gran pie derecho central que soportaba el extremo de la viga de cubierta. Es una construcción típica, hoy escasa, que se ha convertido, tras un fuerte proceso de idealización, en el símbolo de la casa de la huerta de Valencia.

             Se ha utilizado como vivienda o anexo económico, tanto en los núcleos agrupados como en la arquitectura dispersa, de manera que ya en el siglo XIII (Lamperez y Romea, P. Madrid 1922. 80) se citan núcleos agrupados de población construidos por barracas próximos a la ciudad. Tradicionalmente se han mantenido, tanto en lo disperso como en lo rural agrupado, conjuntos de barracas que han generado a lo largo del tiempo normativas adaptadas a este tipo de construcciones. Podemos ver en el plano del párroco Llorenç Mansilla de inicio del siglo XVIII (Divo Tomae Apostolo, Valencia 1722) (2) la abundancia de barracas dispersas en las huertas desde Vera al mar, en el entorno de la ciudad de Valencia, incluyendo la línea de barracas del Cabanyal

              .

Detalle de alineación de barracas a lo largo de la playa del cabanyal. Imagen del plano ”Términus Parrociae Divi Thomae”. (Llorenç Mansilla, Parroquia de S. Tomás. Valencia 1722).

              El parcelario generado por estas barracas ha servido para levantar sobre él otros tipos de construcciones que las han sustituido (Gosalvez, V. Valencia 1915/1998) pero que conservan de ellas, en un primer momento, tanto la proporción, como la distribución del espacio interno.

               La condición efímera de los materiales que la construyen, han dejado en ocasiones pocos restos, razón por la cual existen pocos indicios para determinar la existencia de estas viviendas campesinas en tiempos anteriores a las representaciones pictóricas, o modernamente a la fotografía, pero podemos suponer que antiguamente las habitaban colonos y se situaban en torno a las alquerías señoriales, existencia de la que dan noticia algunos de los autores a los que nos hemos referido.

               Sobre la imagen de la barraca es interesante observar que no existe una referencia iconográfica anterior al siglo XVIII, ya que las imágenes firedignas que A. Winjgaerde hace del entorno de la ciudad de Valencia, no incluyen barraca alguna, menos en primer plano, para que podamos apreciar estas construcciones en el siglo XVI, lo cual es algo sorprendente. Es precisamente Llorens Mansilla en 1722, en el plano antes citado quien nos muestra las barracas, por cierto muy similares a las que nos mas tarde podemos apreciar en la fotografía de paisaje de la segunda mitad del siglo XIX.

 

Detalle de la barraca en la Tabla de la “Predel.la de les Santes” Museo de Bellas Artes de Valencia. Tabla de Santa Margarita.


               El profesor Sanchis Guarner hace una incursión en el tema de la forma de la barraca y nos refiere a la iconografía de una primera barraca en la pintura del s XVI, al mostrarnos la existencia de una de ellas en el fondo de la Tabla de la “Predel.la de les Santes” (fig II-44 y 45), que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Valencia; en concreto en la Tabla de Santa Margarita, atribuida al Mestre de Cabanyes. Pero esta afirmación fue revisada por estudiosos en historiografía contemporánea del arte (Benito, F. Madrid 1993). Este, revisa la afirmación del profesor Sanchis Guarner y por su parte, atribuye la obra a Vicent Macip, s XVI, indicando que es una obra de fuerte influencia renacentista. Otros autores analizan las construcciones referidas por Manuel Sanchis Guarner y observan en ella una construcción a la manera de los fondos flamencos, muy distinta a un paisaje costumbrista valenciano de la época (L. Tamborero,M. Del Rey, Valencia 2002, 107-117), lo cual nos aleja de la idea de encontrarnos ante una típica construcción local de la época; aunque hay que señalar que estas construcciones si que pertenecen a la misma familia de la barraca, pero con un desarrollo de más complejidad, como encontramos en las arquitectura centroeuropea.

               La barraca ha sido el tipo de casa habitual, tanto dispersa como agrupada, de las clases trabajadoras, bien sea en el campo o en los núcleos de pescadores. Esto se ha dado en las comarcas de la Plana, de l´Horta y de las tierras de Orihuela y el bajo Vinalopó (Caro Baroja, J 3ª Ed. T. II. Madrid 1981), aunque otros autores restan importancia a esta abundancia o papel de la barraca en la casa campesina en la comarca de l’ Horta (Casas Torres, J. M. Madrid, 1944, 149).

               Las transformaciones económicas y sociales que se producen en l’Horta durante el siglo XIX e inicios del siglo XX,  relativas al cambio y adaptación de la casa campesina a la nueva cultura y economía urbana y la adecuación a la industrialización por la clase trabajadora en los grandes núcleos urbanos,  provocan una fuerte obsolescencia de la barraca, un tipo de construcción difícil para asumir cualquier proceso evolutivo que permita adaptarse a las nuevas condiciones de uso que requiere la vivienda, provocando la sustitución tipológica, como hemos indicado anteriormente. Factores higiénicos, de seguridad pública, influyen en la sustitución y abandono de las barracas, existiendo leyes y órdenes municipales que limitan y hasta prohíben, no sólo su construcción, sino incluso el mantenimiento de las barracas existentes (Gosalvez, V. Valencia 1915/ 1998,33) como ocurrió en los primeros años del siglo XX, cuando la barraca, por todos estos factores, entra en plena decadencia.

martes, 12 de marzo de 2024

El Paisaje del Riurau, por Miguel del Rey

El paisaje del riurau.  Texto extraído del libro "Lonjas, Porches y Riuraus" (en prensa).Miguel del Rey

Desde los años 60 del siglo XX, la transformación del territorio ha sido tan potente en las antiguas comarcas dedicadas al cultivo de la pasa, en particular en la Marina, que es difícil hacerse una idea de cómo era aquel paisaje y el territorio agrario, ya no el de cuánto nació el riurau a finales del siglo XVIII, sino el que vivimos tiempo atrás, por ejemplo en los años 1960, las personas que tenemos ya una edad.  


Paisaje con riuraus en un sistema agrario en producción en el primer tercio del siglo XX. Parcent (La Marina). Foto: Autor desconocido

Los paisajes del riurau, en su momento, también tuvieron una transformación más o menos rápida, marcando el carácter del lugar, la economía e incluso la forma de vivir. La transformación fue tan potente como fulminante el declive, y junto a ello el cambio del paisaje y del paisanaje en ambos sentidos, por lo que las huellas de lo agrario se han borrado en muchísimos lugares. Hoy incluso, la funcionalidad primigenia del porticado del riurau es ajena a gran parte de la población a grandes áreas de estas comarcas. El desuso, en los últimos decenios, ha llevado a estos paisajes a una obsolescencia aumentada por dos factores de radical importancia: la transformación social y económica del territorio, y la ruina del agrario, potenciando así el abandono del campo, el agricultura y sus paisajes.

Paisatge de Riuraus entre Benissa i Senija. Foto Miguel del Rey

Pese a su continuada obsolescencia, la huella permanece en el territorio, a veces acompañada de cierto aire de desidia y ruina, en el mejor de los casos con algunos edificios recuperados, bien por su transformación en espacios propios de las casas rurales y también de recreo o en su caso, cobijando las nuevas necesidades del mundo agrario, como cocheras o almacenes, etc. Hay que tener en cuenta en los últimos años la voluntad reivindicativa de algunos grupos culturales, en ciertos lugares de la Marina y Vall d’Albaida, de recuperar un paisaje perdido, de reanudar la memoria de un pueblo, de revivir las palabras habladas en sus espacios, o bien apoyar nuevas funciones sociales en estos espacios restaurados.


Evolución del paisaje de riuraus en el Coll de la Creu en Tárbena (La Marina). Vista del paisaje en los
inicios del siglo XX, Autor desconocido. 
En las imágenes siguientes, estado actual y planta de uno de los edificios que podemos observar en la foto histórica y estado actual del lugar: Foto y dibujo MdR



De los riuraus existentes, los felizmente restaurados y la larga lista de ruinas que son el resto, cabe decir que han marcado no sólo el paisaje, sino la manera de habitar, de vivir en estas áreas meridionales, han incidido sobre el lenguaje y la toponimia propia del lugar, dando forma y nombre a este modo particular y tan mediterráneo de utilizar los porticados como alternativa de habitación durante largas temporadas del año, haciendo propia y dando forma a una manera atávica de vivir en estas latitudes.

En algunos lugares del territorio se transforma el concepto que la sociedad tenía de ese patrimonio; nuevas visiones observan con interés estos espacios como lugares sociales, de intercambio cultural o económico, incluso con uso próximos a las nuevas  culturas del vino de uva moscatel, del de la variedad del antiguo “giró” y otras nuevas y viejas variedades; unido esto a la conciencia social en ciertos niveles, a los que nos hemos referido. Esto puede apoyar su puesta en valor y la permanencia de una cultura, hoy con nuevos medios y técnicas en el ámbito agrario, junto con una nueva apreciación por la arquitectura, con la rehabilitación y restauración de estos edificios porticados. Permitiendo comprender y valorar estos paisajes físicos y culturales, no sólo como evocación nostálgica, sino como alternativa de regeneración de la economía agraria y, por tanto, del propio paisaje en aquellos lugares donde aún sea posible.


miércoles, 15 de noviembre de 2023

Ermita de Santa Bárbara en Altea, por Miguel del Rey

 ERMITA DE SANTA BÁRBARA-ALTEA     Partida del Cascall                               1729 - 1950


Fachada actual de la ermita

En los territorios próximos a Altea la Vieja, al norte del río Algar, la tradición agraria y la vivienda dispersa están históricamente muy arraigadas, quizás herencia de un pasado de origen islámico con poblamiento disperso. El Cascall ha sido una de esas partidas con características geográficas, etnológicas y sociales similares a las partidas colindantes de Sogai y la foia d’Altea la Vella, pequeños valles -foias- definidas por las depresiones entre las colinas existentes, áreas que han mantenido desde finales del siglo XVIII población estable y que han tenido como lugar de encuentro la ermita de Santa Bárbara, patrona de esas tierras. 

 
Vista de la vane principal y cuerpo original. Foto del autor

La actual ermita, dispuesta sobre una terraza al sur de la colina de Sant Jordi, dominaba visualmente las tierras de labor sobre el cauce del río Algar, teniendo como fondo las colinas del Mandem y Benimussa con sus huertas a sus pies, e incluso el perfil del pueblo de Altea y la línea del horizonte sobre el mar en la desembocadura del Algar.  Este lugar tenía gran valor paisajístico en origen, truncado con el diseño descuidado de la autopista AP7, el nulo estudio de su impacto ambiental sobre estas tierras y en particular, sobre el paisaje circundante a la ermita; y quizás la poca atención de la propia administración, durante muchos decenios ajena a la labor de salvaguardia de nuestros paisajes.


Anexo lateral y palco superior. Foto del Autor
 
El edificio existente es el resultado de diferentes ampliaciones y reformas a partir de una ermita anterior a 1759. Hay constancia documental de una ampliación realizada en ese año sobre una construcción anterior no datada. Santa Bárbara es una de las ermitas más antiguas de Altea, activa  a lo largo del tiempo, pues además de las fiestas patronales, en ella se han celebrado numerosos actos litúrgicos. Desde su creación y posiblemente hasta finales del siglo XIX, dispuso de ermitaño que residía en una estancia anexa al edificio y cuidaba del templo. Se tiene noticia de una intervención a mediados del S. XX, en 1955, cuando fue restaurada y se construyó el actual altar. En el año 2001 la ermita pasa a manos municipales y se restaura su fachada. La imagen original de la patrona fue quemada en la Guerra Civil y en los años 40 los vecinos sufragan una nueva imagen. La campana actual es de 1980 y sólo se coloca en la ermita durante la celebración de las fiestas. La anterior tenía inscrita la fecha de 1772, fue robada en 1976, recuperada en marzo de 2008 y nuevamente sustraída.

La arquitectura de la ermita. -

 

Planta general, con el cuerpo original del s XVIII y las ampliaciones históricas. Dibujo del autor

La arquitectura de la ermita presenta cierta complejidad pues, como hemos indicado, se intervino en el siglo XVIII con una ampliación sobre un edificio ya existente. Nos muestra la arquitectura propia de un pequeño oratorio en la parte del actual presbiterio, al que se le añadió una ampliación posterior de dimensiones generosas y estructura distinta, formando una nave de cierta profundidad. El cuerpo más profundo se compone de dos bóvedas de cañón en serie, de radios distintos y anchuras ajustadas,  apoyadas sobre muros de carga. Bóvedas impostadas sobre un resalte que llega hasta el extremo de este primer cuerpo. Tras él, una nueva estructura ligeramente más amplia y compleja, formada por dos arcos fajones sobre los que descansa una bóveda aristada que nace sin impostación alguna, con una especie de nichos laterales, como capillas internas, con galerías superiores a la manera de coros elevados  a ambos lados cerrados por un arco carpanel que abre sobre la nave central, protegidos dichos balcones, por barandas de madera de traza popular, a los que se accede por unas pequeñas escaleras de caracol.

 

Alzado de la fachada

El conjunto de bóvedas, balcones, capillas, el pequeño púlpito, crean un ambiente intimista y muy popular. Los solados de baldosa hidráulica en blanco y negro forman dibujos de cierta complejidad. La planta se completa con una pequeña sacristía casi excavada en roca, cubierta con una prolongación de la cubierta de la nave del presbiterio.

La fachada es muy sencilla y se remata con una espadaña de un único vano dispuesta sobre el vértice del muro piñón. En el lateral oeste se sitúa un porche cubierto, recientemente restaurado y sin excesivo interés. Es de destacar la glorieta situada frente a la ermita, un plano aterrazado limitado por un banco corrido que se ajusta a la orografía de la colina sobre la que se sitúa la ermita.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

EL CAIXER ALT, EL REG NOU Y LA SÉQUIA BLANCA Por Miguel del Rey

 El Caixer Alt, el Reg Nou y la Séquia Blanca*

*Información extraída del Libro “Paseando por las alteas” Valencia 2026. Miguel del Rey




Muros de soporte del cajero del Reg Nou en el tramo del Caixer Alt de Altea. Foto MdR

El Reg Nou ha sido uno de los sistemas de riego tradicionales de mayor extensión en el término, posiblemente el más antiguo del lugar. Su cauce arrancaba en el margen derecho del río Algar y en su primera etapa regaba las tierras septentrionales del Mandem y la parte alta de Benimussa, para más adelante adentrase en las partidas de Racons y l`Horta y bajar más tarde hacia el sur, dividiéndose en dos grandes ramales en torno a la colina sobre la que se asienta Altea: uno se desviaba hacia el Pla de Castell y el pueblo de Altea, mientras que el otro se sumergía por el túnel de Les Boqueres para pasar a la zona de Els Arcs. Ambos desaguaban sobre la acequia del Reg Major. Este sistema de riego por gravedad, “a manta”, ha sido desgraciadamente anulado y en su totalidad sustituido por un sistema de riego localizado, dejando parcialmente obsoleto al cajero principal, lo que supone graves problemas medioambientales y una perdida cultural irreparable.


El Caixer Alt.-

En uno de los cerros que bordean la orilla derecha del río Guadalest, el tossal del Mandem, justo antes de confluir con el río Algar, se encuentra una zona denominada popularmente como el “caixeralt”, topónimo que entendemos hace referencia a que por allí discurre en alto el cajero de la acequia del Riego Nuevo. El Caixer Alt construido sobre una potente fábrica de unos 5 a 6 metros de altura que da nombre al lugar, tiene sobrepuestos varios cajeros antiguos, coronados por el dieciochesco que discurre en torno a la cota 50 msn.


Distintos niveles de los cajeros de la acequia del Reg Nou en la zona del Caixer Alt. Nidel superior del s XVIII, nivel inferior con una cajero de fábrica revocada en un hormigón del cal, la posible Séquia Blanca. Foto MdR

Los fragmentos mejor acabados e inalterados del muro presentan una fábrica, en parte encofrada y en parte revocada, de la que sobresalen algunos mampuestos de piedra negra de color muy intenso, posiblemente basalto, sobre la cual existe un cajero de viejo hormigón encofrado dispuesto sobre el muro; forma parte todo ello de un único sistema original que perfectamente podemos entender medieval, e incluso aventurarnos a decir que quizás estemos en un fragmento de cajero de época romana reutilizado en tiempos medievales. Sobre él se levanta una fábrica de piedra en seco de unos 120 cm, más moderna, y sobre ella discurre el cajero superior dieciochesco al que nos hemos referido. La piedra, en este caso del lugar, es negra, basáltica.

Sobre la piedra hay que dar noticia de la existencia de unas minas o canteras antiguas, en pozo, canteras de extracción de piedra basáltica; minas de estructura vertical y de sección cuadrilonga irregular, con bordes que no llegan a los 2 x 2 m. y de una profundidad de más de 2’5 m. El material extraído se ha usado en la construcción de la acequia y de los muros sobre los que discurre, observándose fragmentos desparramados por el monte.

Assud del Reg Nou, Foto MdR

La acequia queda cubierta en muchos tramos, superando los 300 metros de galerías con varios alcavors. Fabricas anteriores a las del cajero dieciochesco las podemos encontrar en varios fragmentos, algunos de varios centenares de metros de longitud, siempre a cota más baja que ésta del S. XVIII. En particular, encontramos un fragmento muy bien conservado y de gran longitud a la parte norte del camino del Mandem, en la zona del Morro de Picó; se trata del cajero medieval, de la llamada Séquia Blanca, citada en la documentación del siglo XVII sobre la causas relacionadas con el agua y los molinos por parte de la Senyoria de Altea, en particular el Molí Vell situado en la actual Plaza del Agua. Discurre durante unos 200 metros en paralelo al cajero moderno, cada uno a su cota y a ambos lados del camino. 

Restos del antiguo cajero de la Séquia Blanca en la zona del Mandem. Foto documentación de MdR, PS y  JM, para el Catálogo de Bienes de Altea

La tradición informa de la existencia de un antiguo paso elevado de agua que, desde el término de Callosa, conducía aguas hacia este cajero medieval, era la Séquia del Espirit Sant, que tomaba parte de las aguas de la fuentecilla del mismo nombre aún existente en término de Callosa, al otro lado del río Guadalest, y de la que el Riego de Altea tenía derechos. De este paso de agua no se han encontrado vestigios al haber sido alterado fuertemente el cauce del río. Lo contrario ocurre con el sistema de muros del Caixer Alt, completamente virgen y a falta de un estudio arqueológico e historiográfico integral. La importancia de este yacimiento es tal, que puede aportar indicios sobre la obra romana que encabezaba el trazado de la acequia que llevaba el agua al acueducto dels Arcs, utilizada posteriormente en época medieval para el trazado de la Séquia Blanca y ya en el siglo XVIII por el ampliado trazado del Reg Nou.

Reg Nou-Gravado Gil Martin-Publicado en la edición conmemorativa de la Carta Pobla



jueves, 2 de noviembre de 2023

Loa a la Sèquia Major de Altea

 En fecha del 17 sept 2011 mandé a los mandatarios municipales alteanos la siguiente loa a nuestra Sèquia Major:




 

“Os presento este texto de José Ferrer Pérez publicado en la revista "Altea" de Enero de 1995. 

Se trata de una encantadora loa a la Sèquia Major de Altea. Nuestra acequia más antigua, la única que conserva y mantiene el paso del agua en nuestros riegos al sur del Algar. Agua con la cual se mantiene en servicio y proporciona la posibilidad de regar a manta a los pequeños agricultores, aquellos que no han podido en estos tiempos de penuria pagar la instalación de riego por goteo, permitiendo conservar así el paisaje y la explotación agraria, nuestro paisaje de huerta. Muy al contrario con lo que pasó con el Rec Nou, cuya nefasta acción de eliminar completamente el agua y solo facilitarla para el riego por goteo, ha propiciado la ruina agraria y el caos paisajístico en las hasta hace poco hermosas huertas de Les Quintanes, La Foia d´Icard, Benemusa y el Mandem.”

 Sea pues bienvenida y valorada nuestra decana acequia alteana

miércoles, 1 de noviembre de 2023

El Mercadillo de los martes en Altea, por Miguel del Rey

El Mercadillo de Altea*
*Publicado en el libro "Paseando por las alteas"; Valencia 2016, de Miguel del Rey
 
Grupo de amigos en el mercadillo alteano de los años 1940. Foto Archivo MdR

El Mercadillo de los martes en Altea es una institución centenaria, una manifestación cultural que se ha mantenido a lo largo del tiempo y nos muestra una manera de entender el comercio y el intercambio en nuestra sociedad, con unos parámetros muy similares a lo que podemos ver largo de todas las costas del Mare Nostrum. Su tradición nos habla de aproximación del campo a la villa, de unión con las tierras próximas, de cultura material, de artesanía, de intercambio y transacciones de productos y algún que otro cambalache. Ejercido por grupos sociales de muy diversa índole, raza y cultura. Profesionales y allegados, trabajadores agrarios o vendedores de toda la vida, donde la tradición gitana de intercambio de mercaderías está muy presente desde hace centenares de años. La especificidad del mercado es un hecho: ropa y productos textiles de muy diversa índole, mercaderías varias de origen agrario y ganadero en venta directa o elaborada, panadería y dulces, alfarería.

 

Mercadillo en los años 1970

La ubicación del mercadillo en Altea ha ido cambiando en el tiempo. De su primer asentamiento, extramuros de la fortaleza renacentista, frente al Portal Vell, bajó hasta las explanadas de la playa del Bol a finales del S. XIX e inicios del siglo XX, complementando la parte de frutas y verduras frente al mercado, en la actual calle Philarmónica, extendiéndose más tarde a lo largo del paseo Marítimo y la calle Sant Pere, y reubicándose actualmente en la Avenida de Nucía y el ensanche de Garganes, bien hacia el río o en otras ubicaciones. 

 El Mercadillo en los finales de los años 1970. Foto archivo MdR

Una visión idealizada del mismo, en torno a los años finales del S. XVIII, se incluye en el libro “Bartolomé”, de este autor, intentando una inmersión en aquel ambiente cosmopolita de una Altea en plena expansión económica, abierta a los campos y mares que la rodeaban; en ella se dice:

 

Mercadillo en los años 1980-90. Foto archivo MdR

“Los martes por la mañana hay gran bullicio extramuros del Portal Vell ....una vorágine de puestos, lonas y personas de diversas procedencias que traen las más variadas mercancías e incluso algunos animales vivos para su venta. El mercado se extiende a lo largo del lienzo norte de la muralla y en él, algunas mujeres protegidas por sus sombrilla buscan tejidos de lino o seda, ropas para hacerse vestidos, mientras otras pasean entre los puestos de blondas y telas adamascadas de los más diversos colores a la búsqueda de materiales para confeccionarse su ajuar. Los vendedores muestran sus productos, las animan a comprar, mientras que jovencitas, casi niñas, las miran con envidia desde los puestos, trabajando con sus finos dedos para acabar mercaderías de primor ayudadas por algún joven esclavo negro o morito que hace las peores labores. Junto a estos puestos están los sogueros, rodeados de marineros que compran cabos, cuerdas y avíos de pesca y los que tejen la palma, las mujeres .

 Más alejados, otros grupos se afanan en ofrecer las mejores hortalizas, donde un tropel de mujeres busca provisiones para los hervidos y cocidos; las criadas, atareadas, completan encargos y se mezclan con campesinos en busca de plantones de buena calidad para las huertas que deben plantar, sin falta, antes de San Jorge.....  Es un universo de luces y sombras, de olores y gritos humanos y animales, donde los comerciantes de la comarca y foráneos disponen los productos traídos a lomos de mulas: quesos de las montañas de Aitana, embutidos que elaboran los repobladores mallorquines de Tárbena, aceitunas y encurtidos, salmueras, pescados secos y salazones de la misma Altea y de la Vila; higos y uvas pasas del lugar, almendras y nueces, "arrop i tallaetes" traído de Xàtiva y azúcar elaborado en el Trapig de Oliva. Gallinas, pavos, conejos, corderos, cabras, mulas… Y en algunos puestos se pueden ver las olorosas especies de ultramar: el clavo y la canela, la nuez moscada, los cominos y las pimientas de colores fuertísimos que traen los galeones desde las Américas o Filipinas, junto al aguardiente y el gin menorquín, y también el chocolate caribeño que empieza generalizarse como un producto elegante.... “

viernes, 6 de octubre de 2023

Caracterizadores del paisaje. La Partida de Dalt en Campanar. Valencia 2/2, por Miguel del Rey

 Caracterizadores del paisaje. La Partida de Dalt en Campanar. Valencia 2/2

Segunda parte de la Conferencia dada en Campanar en Septiembre de 2023


Alquería del Foraster (hoy desaparecida). Vista del cuerpo principal

La Huerta de Dalt de Campanar es una de nuestras huertas históricas de Valencia. Es en verdad un fragmento de nuestra historia rural que mantiene vestigios desde época tardomedieval, configurada ya en el siglo XV. Vamos a tratar en esta segunda entrega completar la exposición de divulgación sobre el patrimonio rural de la Partida de Dalt, siguiendo con la segunda parte de la exposición en Campanar

Tras comentar los caracterizadores del paisaje vinculados a las acequias: cauces, azudes, molinos, etc., en esta segunda entrega nos centraremos em las granjas agrarias, en las alquerías, de las cuales hay algunos ejemplos de interés, pudiendo dejar constancia de aquellas que fueron robadas a la ciudad con la nefasta intervención de derribo y borrado del Camí del Pouet. Una verdadera masacre cultural que marco un punto de inflexión en la débil conciencia sobre lo rural que tiene la ciudad de Valencia.

Hay que indicar que hijas de aquella masacre y la mala conciencia que creo en parte de la administración, son varias actuaciones de restauración, algunas de gran interés, que sin el revuelo y el escándalo que significo el derribo del Pouet, no hubieran visto la luz: Moli del Sol, Alquería de Barrinto, Molí del Tell, etc, además de algunas Intervenciones en Benicalap, etc.

 

Alquería de Mosen Povo.   Se trata de una compleja estructura de origen medieval que ha sufrido varias configuraciones a lo largo del tiempo. En origen posiblemente originales del S. XIV o XV. La última de las configuraciones de las que podemos tener documentación, antes de dividirse en varias propiedades, ha sido aquella que dio cobijo a unas casas de colonos en una gran explotación agraria a lo largo de los siglos XVII y XVIII, o quizás antes, y se ha mantenido hasta entrado el S. XX.

La última de las configuraciones de las que podemos tener documentación, antes de dividirse en varias propiedades, ha sido aquella que dio cobijo a unas casas de colonos en una gran explotación agraria a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Configurándose como un sistema lineal de dos crujías que albergan viviendas en serie y ubicadas en planta baja, con los secaderos, cambras y andanas, en la planta superior, más unos grandes corrales posteriores. Todo ello sobre la base de la estructura tardomedieval que se podía observar tras los restos de tapiales que se podían observar en fachada

Regada por los primeros brazos de la acequia de Moncada. En sus proximidades empezaban a aparecer, hasta finales del siglo XX, los primeros huertos de cultivo no hortícola: frutales y agrios que comenzaban a adueñarse del paisaje agrario. Hoy se encuentra rodeada por una red de autopistas e infraestructuras urbanas.

Se define como un gran contenedor de alero potente y horizontal en fachada, con cubierta a dos aguas apoyada su cumbrera en la línea central de carga. Estructura unitaria compartimentada para el uso de habitación de colonos, transformado más tarde en casas de labranza de pequeños propietarios de tierras. Una solución muy habitual en la huerta aristocrática valenciana de los S. XVII y XVIII, que con la desamortización pasó a manos de la burguesía o de pequeños propietarios. Hoy conserva las dimensiones de aquella segunda época de esplendor.

Las particiones de propiedad han roto la sistematización de su fachada, alterando la composición, que estaba formada por un sistema de grandes huecos en planta baja que incluían las puertas de acceso a las distintas viviendas y dependencias, más un cuerpo intermedio de vanos al tresbolillo, muy a la manera del barroco valenciano, en dos niveles, seguramente para cámaras ventiladas de secadero de cosechas. Composiciones que vemos en muchas alquerías de este tipo, como las de San Lorenzo, junto a San Miguel de los Reyes, con sistema muy similar, y que en menor escala encontramos también en la Alquería de Puchades en el Pouet.

 Alquería de LLeonard. Partida de Dalt de Campanar en plena huerta, junto al camino del Cementerio de Campanar. Consta de un conjunto de cuerpos de construcción, alguno de los cuales puede ser medieval, aunque el cuerpo principal podría datarse, por sus fábricas, como originario del s XVII. En cualquier caso, es necesario un estudio arqueológico previo a cualquier intervención.

Hay que valorar su rotundidad volumétrica y la sencillez manifiestas de su arquitectura, un único cuerpo a un agua.  El volumen de la casa se mantiene como un hito en el camino que desde aquí va perdiendo densidad de cuerpos construidos. Los molinos próximos marcan los límites de un paisaje que se deprime orográficamente por el Sur hacia el antiguo cauce.

La arquitectura de la alquería está formada por un cuerpo principal, perpendicular al camino, de tres alturas, cubierta a un agua con teja curva y con alero horizontal hacia la fachada principal. Más otro cuerpo perpendicular al principal por el norte, un cuerpo de una crujía y dos alturas que define una estructura en ELE con el cuerpo anterior.

Estos dos cuerpos definen entre ambos un patio, hoy colmatado por edificaciones y cerrado por altas y esbeltas porxadas, con sus cubiertas de teja curva a un agua y estructura de pórticos de pilares que son evidentes desde la propia fachada. Las cubiertas, siempre vertiendo a un agua, se construyen con aleros de obra, poco volados, posiblemente formas sustituidas en el tiempo y que vierten hacia el exterior siempre por fachada principal.

Podemos distinguir un cuerpo más antiguo situado tras el cuerpo principal, con fachada directa al camino, en el cual podemos ver restos de una fábrica medieval de tapial. Es un espacio unitario, con una viga central que soporta la cubierta a un agua. El tejado, más actual, parece ocultar la vetustez de los muros.

Es uno de los tipos más interesantes de las arquitecturas que dan forma a la casa en la alquería barroca, entendiendo a esta como un conjunto de cuerpos entre los cuales destaca la pieza principal, la casa de una crujía, muy presente en la gran alquería del siglo XVII en Valencia. Podemos ver ejemplos como la Alquería de Serra o la de Rocatí, ya más al norte la de Pages, muy similar a esta.

La antigua alquería del Rocatí nos muestra como fue la arquitectura de una explotación agraria del Seiscientos en la parte Sur de la Huerta de Valencia. Restos de sus fábricas construidas en tapia real y huecos sobrepuestos en el XVIII a las antiguas fábricas, nos hablan de un edificio que se pierde en el tiempo.

Tras LLeonard nos vamos a centrar en algunas ausencias o en restos de la que queda del Camí del Pouet, bien para entender lo restante, como para mantener la memoria de lo perdido.

¿Por qué nos interesaba aquel paisaje?

El Camí del Pouet tomaba el nombre de un pozo de uso público situado en una de las dilataciones del conjunto de las casas del Racó del Pouet. El camino se formaba tras una bifurcación hacia el Sur del Camí del Cementeri que parte desde Campanar. Su entorno fue un lugar tradicional de implantación de arquitecturas desde tiempo inmemorial, como nos dan noticia tanto la cartografía histórica, como las propias construcciones, sus tipos y fábricas. Desde el siglo XIV tenemos datadas construcciones a lo largo del camino, de manera que lo hacían un lugar particularmente fértil para conocer el proceso de transformación de nuestra arquitectura, incluso el cómo habían ido cambiando conceptos como el de “alquería”, además de los tipos de casas que dieron cobijo a las distintas clases sociales a lo largo de la historia.

http://arquitecturaruralvalenciana.blogspot.com/2016/03/se-ha-roto-un-paisaje-sobre-el-cami-del.html 

 Qué arquitecturas encontramos en aquel camino?               

En el inicio del camino podíamos encontrar cerca del Molino del Conde, la Alquería de Victoria, una granja agraria de finales del XIX.

Casi en el inicio estaba la ya perdida Alquería del Foraster, un conjunto complejo a partir de una alquería histórica, tipológicamente poco rotunda, pero cuyas fábricas y elementos, como la puerta nos hablan de tiempos pasados. Edificio cubierto a un agua y dispuesto perpendicular al camino.  Construcción a la cual se le adosan una serie de cuerpos más o menos disciplinados. Es remarcable, no tanto por el interés en sí de la misma como arquitectura, sino como pieza de un paisaje vivo en un momento determinado, y documento de una problemática: el abandono social por parte del ayuntamiento, sin evitar la degradación social, el tráfico de drogas y la sensación de espacio sin valor, previo a arrasar el lugar.

Hay que indicar que en un momento estas casas, en origen de propietarios absentistas, se mantenían de manera estable habitadas por caseros o medieros. Cuando estos acceden a la propiedad tras la desamortización y la sustitución del señorío por el liberalismo, las alquerías empiezan a ampliarse por la inclusión de nuevas generaciones del propietario en la propia explotación.

El camino del Pouet se iniciaba con la esbelta y potente Barraca de Llenya.

Tras un grupo de casas adosadas se llegaba a la Alquería de Puchades. uno de los pocos edificios que han sobrevivido.  La actual alquería conserva la casa principal de un conjunto estructurado en torno a un patio donde se situaban un gran número de pequeños cuerpos de construcción de uso económico y casas de colonos anexas a la principal. Nos mostraba muy bien la idea de la gran granja agraria de finales del XIX e inicios del XX.

De entre los cuerpos desaparecidos hay que señalar el situado al norte del cuerpo principal, un cuerpo de construcción medieval, posiblemente del XIV-XV, coincidente con los muros de la primera etapa de esta alquería

Tipología: La tipología del cuerpo principal es el de una casa de crujías desiguales, con vivienda en planta baja, una primera crujía más alta que incluye una andana de dos niveles de fenestración dispuesta a tresbolillo, y un cuerpo posterior más bajo.

Las crujías se construyen paralelas a fachada y se articulan con un eje centrado en planta. Su sección es muy interesante; nos presenta un primer cuerpo de más altura, dominante, vertiendo aguas a fachada, con un alero horizontal en madera, prolongación de la estructura de cubierta y un cuerpo posterior de menor altura.

En la planta baja se desarrollaba la vivienda con entrada ocupando ambas crujías en profundidad, con un arco relajadísimo en fachada, un arco de medio punto sobre la línea central de carga y un vano adintelado en fachada posterior. Desde la entrada se accedía a las distintas dependencias situadas a ambos lados en la primera y en la segunda de las crujías. En primera crujía se situaba la escalera de acceso, solución bastante general en esta época, y también la cocina, siendo el resto habitaciones.

Ambas crujías son de desigual anchura, mientras en el primer cuerpo se disponía una amplia andada de gran altura, con doble fenestración para que circulara bien el aire y se pudieran disponer las camas para la cría del gusano de seda, en el posterior, más bajo, solo se disponía de una altura y el espacio estaba más compartimentado.

La fachada presenta grandes huecos, relativamente centrados, a ambos lados de la puerta. Sobre ellos, unos pequeños huecos a tresbolillo, que sin llegar a ocupar toda la fachada crean una fuerte complejidad, presentándonos una solución que se repite sistemáticamente, como hemos dicho, en muchas casas del Seiscientos valenciano. Podemos encontrar este tipo de composiciones, además de en las antes indicadas, en la alquería de Falcó, también la alquería del Pí o en la de hoy desaparecida alquería de la Tía Emilia. Aquí presentamos las alquerías de San Lorenzo, o la propia alquería de Mosen Povo

Tras la alquería de Puchades podemos volver atrás en el camino para compararla con la Alquería de Ricós. Una pieza similar en su estructura tipológica, pero quizás tipológicamente menos estable. El eje compositivo no está centrado, es esviado en su interior. La fachada no se compone de esta manera tan rotunda como en puchades. Pero tiene grandes valores. Por un lado, incluye restos murarios de época medieval, posiblemente anteriores a esta configuración, o bien ella se ha construido sobre ellos manteniendo parte de su estructura; de ahí la incertidumbre en el tipo. Pero por otro nos muestra un alero original, cosa que no encontramos en ninguna del resto de las construcciones. 

Si volvemos al itinerario del camino encontraríamos la Alquería del Foraster, antes comentada, y la de Barberá, ambas desaparecidas. Eran interesantes alquerías en esta parte del recorrido, hasta llegar al enclave del Pouet. Allí, el camino se dirigía hacia el Oeste, hacia el río Turia que está ya cercano.

En pleno quiebro se encontraban los restos de la que fue una gran alquería señorial, la denominada Alquería de Nel.lo el Xurro derribada recientemente por la desidia. 


Alquería importante que albergaba tras ella el conjunto de Casas del Pouet, quizás, casas relacionadas con esta antigua alquería en sus momentos de esplendor. Allí, podrían habitar colonos y trabajadores de la propia alquería, donde se encontrarían infraestructuras de apoyo al mundo rural o doméstico de esta estructura del poblamiento medieval de la huerta.

 

Las casas basilicales en el Cami del Pouet. Un tipo singular en el entorno de la ciudad de Valencia. Tipo al que pertenecen las casas más antiguas de las encontradas en la Huerta, relacionadas con las primeras construcciones tras el Repartiment, tienen una genealogía particular que no vamos a tratar.  Elementos Básicos: Planta Basilical, Manera singular de construir la cubierta, Disposición en perpendicular al camino. Y casa principal de la granja agraria, en el concepto medieval de alquería. Formaban un núcleo agrupado en torno a una casa señorial.

Estas alquerías las podemos conocer en su referencia de la página web de la página: “Arquitectura Rural Valenciana”

http://arquitecturaruralvalenciana.blogspot.com/2018/01/adelanto-la-nueva-edicion-del-libro.html

La más importante y desgraciadamente arruinada y vilipendiada es la Alquería del Rei, con su núcleo de casas de colonos ya separadas de la propiedad en su última etapa.

 Otro ejemplo menos rotundo de estas casas basilicales, era la Alquería de Raio. 

Por último nos centraremos en la granja moderna, la más joven de las alquerías, la Alquería de Colom, es un ejemplo interesante de la rica cultura agraria valenciana de finales del Siglo XIX, la fecha de 1877 estaba grabada en brocal del pozo. Esta pequeña granja campesina es paradigmática de la casa agraria valenciana que desde el siglo XVIII se prolonga hasta las dos primeras décadas del siglo XX. Su estructura en términos generales se aproxima a la composición canónica de la pequeña explotación agraria europea con una trilogía clásica: la estructura Casa-Patio-Pajar; configurándose con una casa compacta de geometría muy estricta y un patio posterior, con porxadas configurando el pajar. Fue derruida en 1998.

               Es interesante conocer este tipo popular de casa campesina, pero también observar las relaciones de nuestra arquitectura vernácula entre lo popular y lo académico. Pues en ocasiones se desprecia lo rural en aras de otras arquitecturas, las denominadas arquitecturas cultas. Pero no es así.: rural y urbano son episodios de una misma historia, la historia de la arquitectura.

               Podemos ver aquí la comparación entre la casa Colom y los ejercicios de composición en los exámenes de la Academia en los últimos años del s XVIII y observar que hablamos de precisamente la misma casa. La misma arquitectura, que conocen los Mestros de Obra y que desde la Academia, ajustándose a las técnicas locales de construir, difunden por todo el país.

http://arquitecturaruralvalenciana.blogspot.com/2016/03/la-alqueria-de-colom-en-el-cami-del.html

domingo, 1 de octubre de 2023

Caracterizadores del paisaje. La Partida de Dalt en Campanar. Valencia 1/2. Por Miguel del Rey

 Caracterizadores del paisaje. La Partida de Dalt en Campanar. Valencia  1/2

Resumen de la conferencia desarrollada como invitación en la Semana Cultural 2023 de Campanar


La Partida de Dalt de Campanar es una de nuestras huertas históricas en Valencia. Un fragmento de nuestra historia rural que mantiene vestigios desde época tardomedieval, configurada ya en el siglo XV nos presenta un rico repertorio de elementos que se prolongan hasta los inicios del siglo XX. Vamos a tratar, en esta exposición en Campanar, los elementos caracterizadores del paisaje.

Una huerta que ha sido laminada en parte por la ciudad con muy poco respeto, pero que poco a poco, sus restos se van recuperando en una regeneración social y buscando una relación amable con la ciudad

La Partida de Dalt se gesta con el inicio del sistema de acequias que configuran la Huerta de Valencia . Se riega por tres de ellas: Tormos, con varias Filas que salen aquí, Mestalla y Rascanya. Cauces que se alejan para regar amplias zonas, pero que en sus Brazos y Filaes: Bras de Petra, Tragador de Dins, o Tragador de Fora, crean una tupida red de riego, hoy en gran parte subterránea o cegada por el crecimiento de la ciudad, como podemos ver en este fragmento del plano de acequias del profesor Enric Guinot

Precisamente el situarse esta Partida de Dalt, tan en cabecera de las acequias históricas, hace que fueran tierras muy preciadas, tanto por la aristocracia y las ordenes religiosas, que situaban allí alquerías y molinos, pues además de ser más limpia el agua, esta no faltaba en estos puntos. La huerta aristocrática medieval y renacentista, junto al poder de la iglesia, deja sus nombres en la zona y los podemos ver en la toponimia histórica que en parte se ha mantenido hasta hoy día: Molí dels Frares de Santo Domingo, Alquería de San Pablo, Molí de Marquesa, Alquería del Conde del Conde de Parcent, etc…

El plano de A Cassaus de finales del s XVII, copia el que en 1590 hace Asacensio Duarte: este interesante documento indica una huerta de Campanar densa en molinos en la actual Partida de Dalt  y alquerías un poco más al sur; algunas de las cuales han llegado en su nombre hasta nosotros: Moli de Llovera, Moli dels Frares de Santo Domingo, el Batan

El sistema de acequias, junto al sistema parcelario, es quizás la base del sistema de caracterización de la huerta, a ello se han de incluir los caminos y las alquerías, además del elemento humano.

 Las acequias y su vinculación con el río es el primer paso para estudiar el sistema de la acequia, basado en el azud, el cajero, los brazos, “rolls” y “filloles” y por supuesto los partidores. En esta Partida de Dalt tenemos  un primer sistema de bienes patrimoniales: son los azudes.  De entre ellos tenemos tres en uso, unos más o menos distanciados de la Huerta de Campanar, pero en la misma cabecera de la acequia. Los que están en uso son los de Moncada ( algo alejado), Tormos y Mestalla, mientras que el de Rascanya esta destruido y no sé bien en este momento, pero su situación era terrible hace unos años. Son por lo general azudes típicos, una retención del agua que obliga a decantarse hacia una acequia, mientras el agua sobrante rebosa y sigue por el río. Una compuerta permite y regula la entrada, con un canal de aguas sobrantes que la vuelven al río.

El paisaje de estas acequias esta hoy en muchos casos condicionado por los cajeros, otro de los elementos caracterizadores. En la actualidad muchos de ellos de hormigón, por lo que difieren de los antiguos cajeros de tierra que iban acompañados de vegetación de ribera, lo cual ofrecía una presencia volumétrica de la propia acequia en el paisaje. Así podemos ver una diversidad de paisajes de gran interés en las distintas acequias y en diversos tramos. Podemos ver escenas de paisajes de las acequias de Favara, Rascanya, Moncada, etc…



Otro de los elementos caracterizados del paisaje son los molinos, en cabecera había muchos de ellos, como nos indican los planos históricos, y como podemos ver en la documentación que podemos analizar en los archivos. Como este plano para la concesión de un molino en la Fila de Campanar, con desagüe en la acequia de Mestalla, situado muy próximo a la altura del existente de Llovera, no creo que se refiera a él, aunque es muy similar y su ubicación muy próxima. Quizás un molino que nunca se construyó. Este documento nos permite analizar cómo se entendían los molinos en los inicios del siglo XIX. 

Se trata de una solicitud de nuevo molino que toma aguas de la Fila de Campanar, de la acequia de Tormos y vierte, por lo que puedo observar en un Bras que vierte en la acequia de Mestalla. La solicitud implica la construcción de una acequia de nueva traza que une ambos brazos. La arquitectura es muy similar a la que nos ofrece el Moli de Llovera, en la remodelación de inicios del s XIX, con dos muelas y un partidor de dos bocas. Un tercer paso posiblemente para aliviar la acequia en el momento de no usar el molino.

Se muestra un plano del sistema de acceso del agua por un partidor a los cárcavos a la caja de muelas, donde los cacaus, las palas hacen girar el eje que se vincula a la muela giratoria. Tras ello el agua sale por el socaz. Un partidor típico es el que mostramos, es de dos ruedas y corresponde al Moli de Vera.  Silleria, desnivel, estrechar la sección para aumentar la velocidad y ello que permita el giro de las palas.

Otro de los elementos perdidos son los propios del transporte en cada momento, en este caso podemos ver una recua de mulos llevando los sacos de harina de uno de los molinos de la zona, el dels Frares, como veremos más adelante.

Los molinos de Campanar

El moli de Llovera, en la partida de Dalt de Campanar. Está construido sobre la fila de Campanar de la acequia de Tormos, y al lado del Molí dels Frares de la acequia de Mestalla. Se llega al lugar por el camí de la Partida de Dalt, accediendo a él por al lado del cementerio de Campanar, junto a la alquería de Lleonard

Aunque sus orígenes se remontan al siglo XV, el actual edificio corresponde a una alquería rural de la segunda mitad del siglo XIX. Consta de una nave rectangular, transversal al cajero de la acequia y dotada de dos crujías separadas por pilares. Tiene dos alturas y una cubierta de teja a dos aguas que caen sobre las dos fachadas principales

La parte más cercana a la acequia era el molino y la más alejada la vivienda. Ha sido remodelado en época recientes y no conserva la disposición tradicional de la sala de muelas, donde existían dos de ellas. Conserva una esbelta chimenea de ladrillo correspondiente a la instalación de un motor de vapor a principios del siglo XX para aumentar la capacidad de trabajo del artefacto molinar, se presenta un croquis publicado por Carmen Cárcel-Garcia y otros.

 El Molí del Sol, también en Partida de Dalt de Campanar, aen el límite septentrional del Parque de Cabecera, junto al viejo cauce del Turia. Está construido sobre la acequia madre de Rascanya y era el primer molino de este sistema. Construido en 1880, fue el último molino hidráulico construido no sólo en la acequia de Rascanya sino en el conjunto de toda la Huerta de Valencia.

Edificio de una planta constituida por dos naves en forma de “T” de las cuales, la principal, donde está la puerta de acceso y estaba la sala de muelas, es transversal al cajero de la acequia, mientras que la segunda es paralela a él. La primera nave consta de dos crujías sustentadas por pilares y una cubierta a dos aguas, de teja, y dispone de varios vanos enrejados. El resto de las dependencias eran la vivienda, almacén y corral anexo

Las dependencias municipales han rehabilitado el edificio, que conserva restos de la estructura hidráulica y en el que se ha respetado su sistema estructural.

 

Molí dels Frares o de Santo Domingo, en la partida de Dalt en su límite oeste hacia el término de Paterna. El molino se encuentra actualmente al fondo del camino que lleva hasta el río desde el camino del Cementerio de Campanar. Lugar propio de molinos y de las mejores huertas regadas con el agua directamente cogida del río.


Sus orígenes se remontan posiblemente al siglo XV, y de él se conserva parte el actual edificio, que en la planta alta conserva grisallas y escenas de batallas con una interesante vista del sitio de Salses en el Rossellón, con unos dibujos del s. XVII

El edificio consta de dos crujías paralelas a fachada y cubiertas a un agua vertiente a fachada principal. Las líneas de carga son pórticos, distinguiéndose arcos apuntados en fachada y arcos de medio punto en el muro central, formando ambos una estructura muy diáfana en origen, casi a la manera de lonja, que con el tiempo ha ido cerrándose y formando planos más opacos

Tiene una planta superior, donde posiblemente en la primera de las crujías se encontrarían dependencias de habitación del molinero y en parte de almacenamiento, espacios donde se sitúan las pinturas

En el edificio podemos distinguir un sistema de arcadas apuntadas de trazas góticas, construidas en ladrillo, posiblemente propias de una lonja de trabajo previa a la sala de molienda.  Ello nos sitúa en una tesitura muy interesante al poner en valor la existencia de estas lonjas de trabajo abiertas por porchadas, a las cuales no se ha dedicado demasiado interés en el estudio por historiadores y arqueólogos.

Porchadas similares, siempre entendidas como espacio económicos de apoyo agrario o industrial en este caso,  las que encontramos en la Alquería del Moro, o en la Alquería de Barrinto, también en la misma época

El molino ha tenido grandes transformaciones, siendo la más importante la que se puede centrar en el S. XVI o XVII, época a la que corresponden otra de las cuestiones que lo distinguen particularmente: Las grisallas. Dibujos con escenas de batallas y de trasporte de grano a los ejércitos (1642)  en la guerra contra el francés en la Fortaleza se Salses, para reconquistar el castillo español, las tropas de Felipe IV lo cercan  y en esa escena aparecen los sacos de harina del Moli dels Frares.


En las plantas intermedias se resuelven con vigas de fuerte escuadría, aproximadamente 27 cm de anchura, con bordones tallados en los laterales de dichas vigas, y bóvedas de ladrillo de 80 cm de luz.