miércoles, 12 de agosto de 2020

La ermita de Sant Tomás en Altea, por Miguel del Rey


La ermita de Sant Tomás*
* Publicado en el libro Paseando por las alteas, Valencia 2016. Miguel del Rey

La ermita es el centro del núcleo de población dispersa situado a lo largo del antiguo camino Real en la partida de Cap Negret, a los pies del tossal de Molar, dominando los llanos agrarios que se extienden entre el margen izquierdo de la desembocadura del río Algar y las partidas de La Olla y La Pila. Este lugar cuenta con población estable desde inicios del siglo XVII, donde existe una gran tradición popular de culto al santo patrón en un paisaje que fue agrario y hoy está densamente ocupado.



                                             Vista del acceso y puerta de la ermita - Fotos MdR        
La ermita es más bien un pequeño oratorio privado dedicado a de Sant Tomás que ya estaba en servicio a mediados del siglo XVII, pues en un Quinque Libri de la Parroquia de Altea aparece su bendición fechada el 25 de junio de 1756, por lo que se trata de una de las más antiguas ermitas del término municipal. Se presume que ya existía en 1696, vinculada a la familia Thous como capilla particular del edificio anexo, hoy remodelado y subdividido en la actualidad en propiedades distintas, pero que en su día pudo albergar la casa solariega del mayorazgo de los Thous, una potente familia alteana que ya en el siglo XVII detentaba el control del castillo de Cap Negret, del que fueron generación tras generación, gobernadores o alcaides. El conjunto de estos edificios quizás esconde información atractiva, pues a su vez puede coincidir este edificio, o las trazas originales del mismo, con lo que fuera en épocas más remotas la casa que debieron tener en la zona las monjas Clarisas del convento de Xàtiva, ya que es el único edificio antiguo de cierta importancia existente en esos tiempos. Las monjas debieron tener un edificio para administrar sus bienes, pues poseían un tercio de las rentas de Altea en época medieval, mientras que el resto iban a parar a Nicoluau Jamvila, y luego pasaron a la familia Rebolledo. En 1492 Guillem de Palafox i Rebolledo compró a las monjas el tercio correspondiente. Esta parte de Altea no tiene una historiografía clara y no se han realizado excavaciones para estudiar restos arqueológicos de estas épocas, por lo que sería de interés revisar estas construcciones, ver los restos, estudiar arqueológicamente el lugar para tener un conocimiento más exacto de la historia. La existencia del oratorio, su ubicación en perpendicular a la manera antigua, al propio trazado del camino Real, la tradición festiva del lugar, nos dan indicios para extraer algún conocimiento del tema y suponerlo el centro de esta zona.

                                                 Interior y altar de la ermita. Foto MdR
La construcción que encontramos, a la cual está adosado el oratorio, muestra unas fábricas que parecen modernas, pero en cambio, la existencia de fechas concretas del S. XVII en el oratorio y la disposición espacial del conjunto, formado un gran cuadrado en planta que inscribe un vacío que se podría asimilar a un antiguo patio, presenta indicios suficientes para continuar investigando en la zona. De hecho encontramos un gran cuerpo de construcción inmediato al oratorio, del cual se han desgajado propiedades por subdivisión, lo que nos sitúa frente a la existencia de una antigua casa solariega de cierta importancia con oratorio incorporado.

                                 Planta del conjunto de los edificios y de la ermita. Plano MdR

La arquitectura del oratorio es muy sencilla: un pequeño cuadrado cubierto a dos aguas con un techo plano en su interior. Unas puertas ojivales relativamente modernas y una pequeña espadaña. Todo ello situado en el extremo del porche de la casa de la  cual el oratorio es anexo. En el interior, un altar con columnas torneadas y doradas enmarcan un cuadro del santo titular con sus atributos episcopales, ofreciendo todo ello un ambiente íntimo y recoleto. Sobre la fachada de la casa existe un panel cerámico formado por 12 piezas de aproximadamente 15 x 15 cm, que representa la imagen de Santiago Matamoros en su estampa popular, con su caballo y espada y vestido con los atributos del santo, con las conchas de peregrino y su característico sombrero. Este panel se describe en el capítulo 9-01.

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