martes, 1 de marzo de 2016

La alquería de Colom en el Camí del Pouet, por Miguel del Rey

LA ALQUERÍA DE COLOM, 1877.
Una pequeña granja campesina en el antiguo Camí del Pouet- Valencia.
Extracto de la descripción existente en el libro “Arquitectura Rural Valenciana”, M. del Rey, 2010. 
La casa fue derruida en 1998 en el proceso de desaparición del antiguo Camí del pouet en Campanar.

                 
                 
La alquería del Tío Colom en el Camí del Pouet, es un ejemplo interesante de la rica cultura agraria valenciana de finales del Siglo XIX, la fecha de 1877 está  grabada en brocal del pozo. Esta pequeña granja campesina es paradigmática de la casa agraria valenciana que desde el siglo XVIII se prolonga hasta las dos primeras décadas del siglo XX. Su estructura en términos generales se aproxima a la composición canónica de la pequeña explotación agraria europea con su trilogía: Casa-Patio-Pajar; configurándose como una casa compacta de geometría muy estricta y un patio posterior, con porxadas dando forma al pajar, tal como nos indica en términos generales el geógrafo A. Demangeón y que él denomina “patio cerrado”. El patio tiene acceso a través del eje central de la casa. Una cuadra autónoma adosada lateralmente, con acceso desde el exterior, completa las dependencias de esta granja campesina.
Cambra sedera


En planta alta, la alquería alberga una interesante andana para el cultivo del gusano de seda. En ella, en su configuración y la construcción de los huecos de fachada podemos ver reflejada la problemática social en la que está inmerso el entorno de la ciudad de Valencia y la Comarca de l´Horta en ese momento histórico de finales del XIX, de manera que se disponen en fachada huecos que posibiliten un uso futuro de esta planta alta como vivienda autónoma, dada la transformación social y económica en que está inmersa la sociedad, dando paso a lo que se denominará “cases d’escaleta”. Casas que han transformado su antigua andana en vivienda con acceso independiente desde la calle y donde  habitan los campesinos desposeídos de medios de producción y aperos, o bien el incipiente sector de trabajadores industriales o de servicios, en una zona de fuerte implantación industrial.


La vivienda pertenece al tipo de casas compactas de dos crujías paralelas a fachada, con un sistema de línea de carga central formado por dos grandes machones y un sistema de vigas de madera que resuelven la carrera. Sobre esta línea central se construirá en cubierta la cumbrera del tejado, conformando una cubierta a dos aguas con alero horizontal a fachada anterior y posterior.


La composición de espacios se estructura a partir del eje central en planta que penetra  por los dos grandes vanos de la arquitectura de la casa, las puertas anterior y posterior. Este eje, articula toda la arquitectura y se le da una materialización importante al cargarlo con el uso del paso interior-exterior. Dos líneas de losas de piedra dibujan en el suelo el paso, sobre un solado de encachado de bolos rodados del próximo cauce del Turia. A ambos lados, un solado de baldosa de arcilla llega hasta un pequeño desnivele que eleva de la cota de acceso a las dependencias que se sitúan a ambos lados del eje central; un escaloncillo con mamperlán de madera de mobila construye el desnivel.

                  Las estancias se sitúan cerradas sobre la línea de desnivel comentadas. Cuina, quartos y otras dependencias, se compartimentán para satisfacer un sentido de privacidad que empieza a ser importante en una sociedad que demanda cierto confort y capacidad de aislamiento personal. Sólo el comedor mantiene su posición de espacio abierto en una atmósfera de presión por la compartimentación, como es el caso de la alcoba intermedia que encontramos a caballo de la geometría tan estricta de la casa. La ausencia de servicios establecidos formalmente en alguna de las ampliaciones del patio, robando lugar al domino agrario de la granja, nos dan el valor del higienismo en las sociedades de finales del XIX y principios del XX.

                  Las escuadrías de madera son muy estrictas y de gran longitud, lo que obliga al uso de maderas muy compactas y bien curadas. La longitud de las mismas implica un acortamiento en la anchura de los revoltones, de les molaes, entre vigueta y vigueta, creando una densidad particular en estos techos a partir del mediados del siglo XIX. Las vigas, incluso de los grandes vanos de las puertas, además de estar totalmente enrasadas con la viguetería y descargarse de los posibles pesos muertos de arcos de descarga, nos presenta unos vanos esbeltos y elegantes.

                  La fachada se compone apoyando la composición de la arquitectura. El gran eje central  que veíamos en planta se sitúa también en fachada y se adjetiva con los grandes vanos de la puerta y el balcón, con una idea de continuidad del vano, con ruptura del plano de masa de la pared. El balcón, de tradición urbana, nos habla de la proximidad de la ciudad, de sus valores dominantes; las ventanas que flanquean dos a dos el balcón, insisten en presentarnos un espacio ambiguo, capaz de albergar en un futuro la posible  vivienda de un hijo. Mientras tanto, alberga una atractiva estructura de camas para el cultivo de la seda. La planta baja, mas vulnerable, es mas cerrada, los pequeños huecos protegidos por rejas no excesivamente potentes, con faldones en las puertas, con zincados, que protegen a la madera de la humedad y de paso apoyan el hermetismo del cierre.

                  La cubierta se construye con un sistema de rastreles y entabacado de ladrillo compacto, sobre el cual se construye el plano inclinado de descanso de las tejas sobre una cama de arcilla impermeabilizante. El alero, corto, de poco vuelo, se construye de obra, con un canalón de recogida de aguas en zinc.



                  El espacio posterior a la casa se cierra en todos sus lados por cuerpos construidos del tipo  porxada, estructuras a un agua, cerradas por muros  en las caras exteriores y abiertas hacia el interior por una estructura de poches, de pilares, de donde le viene su nombre. Se trata de estructuras diáfanas, muy usadas para construir espacios de almacén, pesebres, corrales, etc.. Su disposición entorno al patio tiene esa clara voluntad de cierre espacial para conformar un lugar de trabajo tan importante con es el patio.

Referencias: