martes, 8 de diciembre de 2020

La villa y el chalet en Altea, 1860-1945 (Parte I), por Miguel del Rey

LA VILLA Y EL CHALET EN LA ALTEA  DEL ULTIMO TERCIO DEL S.XIX E INICIOS DEL SIGLO XX.(parte I)  * Extraído del libro "Paseando por las alteas" M del Rey, 2016


Villa de los Angeles, o Villa Gadea
La burguesía alteana y la sociedad que nos visitaba en la segunda mitad del s XIX y los inicios del siglo XX, abrazó la nueva estética que el romanticismo tardío le ofrecía, como podemos ver en la la Casa de la Morería, un edificio adelantado a su tiempo en la Altea aproximadamente de 1850. Los cánones clásicos se abandonan poco a poco, empezando por la burguesía adinerada en las últimas décadas del siglo XIX, cuando empieza a construir sus casas a partir de arquitecturas temáticas: la casa neomudéjar de Francesc Martínez i Martínez, dedicada a Cervantes, su autor idolatrado. Casas con referencias morunas, como la Casa Martínez con sus dos torres transgresoras -nunca habían habido estas torres en la muralla alteana- aunque asimiladas perfectamente al imaginario alteano. Evocaciones a la misma iglesia de Altea en el Hort de la Campaneta - que hemos visto en el anterior artículo- , o villas neopalladianas con acabados gotizantes incluidos en Villa Gadea, bauxartianos, como la Villa Sagi-Vela, más tarde Villa Garcia; todo ello en aras de un historicismo que arrasa en la sociedad en un largo peregrinar por formas de resonancias foráneas o lejanas en el tiempo, alejándose cada vez más la cultura constructiva tradicional.


 Villa Sagi-Vela, más tarde Villa García

Si bien aquellas arquitecturas fueron predecesoras, a partir de los años 20  y 30 el siglo XX se introduce un tipo constructivo que logra una progresiva estabilización en Altea; es el “chalet”, con sus formas más o menos caprichosas, extraídas de catálogos ilustrados, de referencias formales culturalmente lejanas – Mar i Cel será un ejemplo de gran importancia- que poco a poco se va estabilizando tipológicamente, simplificándose y estructurando sus formas hasta tener un repertorio más o menos establecido y construido con materiales a su vez estándar para la época. Casas con una torre, un porche porticado, materiales y acabados no localistas: ladrillo visto o simulado, muros revocados a la tirolesa, ventanas amplias, en algunos casos a la inglesa, persianas americanas, teja marsellesa o alicantina, etc.. Casa Carreta en Cap Negret será un buen ejemplo. A partir de ellas, de manera más modesta, la pequeña burguesia y algunos veraneantes, solicitan a los maestros de obra que repitan los esquemas con pequeñas variantes.

Villas Mar i Cel y Villa San Francisco

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