LA
ALQUERÍA DE COLOM, 1877.
Una
pequeña granja campesina en el antiguo Camí del Pouet- Valencia.
Extracto de la
descripción existente en el libro “Arquitectura Rural Valenciana”, M. del Rey,
2010.
La casa fue derruida en 1998 en el proceso de desaparición del antiguo
Camí del pouet en Campanar.
La alquería del Tío Colom en el Camí
del Pouet, es un ejemplo interesante de la rica cultura agraria valenciana de
finales del Siglo XIX, la fecha de 1877 está
grabada en brocal del pozo. Esta pequeña granja campesina es
paradigmática de la casa agraria valenciana que desde el siglo XVIII se
prolonga hasta las dos primeras décadas del siglo XX. Su estructura en términos
generales se aproxima a la composición canónica de la pequeña explotación
agraria europea con su trilogía: Casa-Patio-Pajar;
configurándose como una casa compacta de geometría muy estricta y un patio
posterior, con porxadas dando forma al pajar, tal como nos indica en términos generales el geógrafo A. Demangeón y
que él denomina “patio cerrado”. El patio tiene acceso a través del eje central
de la casa. Una cuadra autónoma adosada lateralmente, con acceso desde el
exterior, completa las dependencias de esta granja campesina.
En planta alta, la alquería alberga
una interesante andana para el cultivo del gusano de seda. En ella, en
su configuración y la construcción de los huecos de fachada podemos ver
reflejada la problemática social en la que está inmerso el entorno de la ciudad
de Valencia y la Comarca de l´Horta en ese momento histórico de finales del
XIX, de manera que se disponen en fachada huecos que posibiliten un uso futuro
de esta planta alta como vivienda autónoma, dada la transformación social y
económica en que está inmersa la sociedad, dando paso a lo que se denominará “cases d’escaleta”. Casas que han
transformado su antigua andana en vivienda con acceso independiente desde la
calle y donde habitan los campesinos
desposeídos de medios de producción y aperos, o bien el incipiente sector de
trabajadores industriales o de servicios, en una zona de fuerte implantación
industrial.
La vivienda pertenece al tipo de
casas compactas de dos crujías paralelas a fachada, con un sistema de línea de
carga central formado por dos grandes machones y un sistema de vigas de madera
que resuelven la carrera. Sobre esta línea central se construirá en cubierta la
cumbrera del tejado, conformando una cubierta a dos aguas con alero horizontal
a fachada anterior y posterior.
La composición de espacios se
estructura a partir del eje central en planta que penetra por los dos grandes vanos de la arquitectura
de la casa, las puertas anterior y posterior. Este eje, articula toda la
arquitectura y se le da una materialización importante al cargarlo con el uso
del paso interior-exterior. Dos líneas de losas de piedra dibujan en el suelo
el paso, sobre un solado de encachado de bolos rodados del próximo cauce del
Turia. A ambos lados, un solado de baldosa de arcilla llega hasta un pequeño
desnivele que eleva de la cota de acceso a las dependencias que se sitúan a
ambos lados del eje central; un escaloncillo con mamperlán de madera de mobila
construye el desnivel.
Las
estancias se sitúan cerradas sobre la línea de desnivel comentadas. Cuina,
quartos y otras dependencias, se
compartimentán para satisfacer un sentido de privacidad que empieza a ser
importante en una sociedad que demanda cierto confort y capacidad de
aislamiento personal. Sólo el comedor mantiene su posición de espacio
abierto en una atmósfera de presión por la compartimentación, como es el caso
de la alcoba intermedia que encontramos a caballo de la geometría tan estricta
de la casa. La ausencia de servicios establecidos formalmente en alguna de las
ampliaciones del patio, robando lugar al domino agrario de la granja, nos dan
el valor del higienismo en las sociedades de finales del XIX y principios del
XX.
Las
escuadrías de madera son muy estrictas y de gran longitud, lo que obliga al uso
de maderas muy compactas y bien curadas. La longitud de las mismas implica un
acortamiento en la anchura de los revoltones, de les molaes, entre
vigueta y vigueta, creando una densidad particular en estos techos a partir del
mediados del siglo XIX. Las vigas, incluso de los grandes vanos de las puertas,
además de estar totalmente enrasadas con la viguetería y descargarse de los
posibles pesos muertos de arcos de descarga, nos presenta unos vanos esbeltos y
elegantes.
La
fachada se compone apoyando la composición de la arquitectura. El gran eje
central que veíamos en planta se sitúa
también en fachada y se adjetiva con los grandes vanos de la puerta y el
balcón, con una idea de continuidad del vano, con ruptura del plano de masa de
la pared. El balcón, de tradición urbana, nos habla de la proximidad de la
ciudad, de sus valores dominantes; las ventanas que flanquean dos a dos el
balcón, insisten en presentarnos un espacio ambiguo, capaz de albergar en un
futuro la posible vivienda de un hijo.
Mientras tanto, alberga una atractiva estructura de camas para el cultivo de la
seda. La planta baja, mas vulnerable, es mas cerrada, los pequeños huecos
protegidos por rejas no excesivamente potentes, con faldones en las puertas,
con zincados, que protegen a la madera de la humedad y de paso apoyan el
hermetismo del cierre.
La
cubierta se construye con un sistema de rastreles y entabacado de ladrillo
compacto, sobre el cual se construye el plano inclinado de descanso de las
tejas sobre una cama de arcilla impermeabilizante. El alero, corto, de poco
vuelo, se construye de obra, con un canalón de recogida de aguas en zinc.
El
espacio posterior a la casa se cierra en todos sus lados por cuerpos
construidos del tipo porxada,
estructuras a un agua, cerradas por muros
en las caras exteriores y abiertas hacia el interior por una estructura
de poches, de pilares, de donde le viene su nombre. Se trata de estructuras
diáfanas, muy usadas para construir espacios de almacén, pesebres, corrales,
etc.. Su disposición entorno al patio tiene esa clara voluntad de cierre
espacial para conformar un lugar de trabajo tan importante con es el patio.
Referencias: