HORT DE LA CAMPANETA, Camino Viejo de Alicante, 7. Altea. Entre 1890 -1910.
Eclecticismo - Uso actual: Hotel
El Hort de la Campaneta es quizás el único de los edificios que quedan en pie de lo que fueron los antiguos
“huertos” que existían a la entrada del pueblo, antes de la construcción del
ferrocarril y cuando aún estaba en servicio el antiguo camino de Alicante, el
camino medieval. Huertos construidos en una de las zonas más atractivas de
aquella época, que disponían de la casa junto al camino, y sus huertos y
huertas posteriores, a cota más baja, se alargaban hasta la playa. Los huertos
de la Altea del siglo XIX. El trazado primero de la carretera, y más tarde el
ferrocarril, cortó esta relación espacial y quedaron como lugares residuales
frente a un antiguo camino, cambiando drásticamente sus usos y carácter. El
nombre por el que se conoce esta propiedad se debe a la existencia de una
pequeña campana en el portal anexo al lateral de la casa, actualmente
instalada, según algunas personas, en el la iglesia del Convento, mientras que
otros entienden que ha desaparecido. La
villa dispone de un oratorio dedicado a
la Purísima Concepción.
Se trata de una arquitectura
ecléctica con grados de libertad compositiva verdaderamente importantes que la
vinculan a un modernismo sin complejos, recurriendo a elementos referenciales
autóctonos y muy actuales en su momento: las cúpulas de la coetánea iglesia del
Consuelo que se está construyendo en ese momento y con la que mantiene fuertes
relaciones formales. Quizás pudiera tratarse de una ampliación sobre una
antigua villa existente, pues su ubicación está fuera de lugar en ese momento,
pero se tienen noticias de que los oficios que trabajan en la iglesia
parroquial están presentes en la construcción del oratorio. ¿Quizás estuvo
presente en esta obra o en parte de ella el maestro de obras Adrián Vela Gadea?
El mismo que levantó la iglesia durante el intervalo entre 1901 y 1911, pues
hay documentación que indica que ambas obras intercambiaron operarios y
oficios. Algunos autores adelantan la fecha, por su arquitectura, pero la
documentación del archivo parroquial da constancia de intercambios de operarios
en la construcción de la capilla, la cual parece del mismo momento que el resto
de la casa. Un momento en el cual el ferrocarril aún no ha llegado, aunque ya
se hablaba de él.
El edificio se compone a partir
de un sistema en U que dispone en fachada
el oratorio y parte de un porche en planta baja. Sobre esta primera
crujía se levantan ambas cúpulas simétricas que dan carácter a la casa. Hay que
destacar la existencia de una buena colección de paneles cerámicos de calidad
en bancos externos, como algunos resueltos con técnica de trencadís de
buena calidad, o en zócalos como el de la sala, donde a partir de una pieza
única en colores terrosos se crea una composición diagonal con cinco piezas en
vertical, como veremos en el apartado de paneles cerámicos.
Fue propiedad de don Bartolomé
Such, de la familia apodada de los “Tolos”. De la finca se segregó la Estación
de ferrocarril. En ella, además de la actividad agraria existía una explotación
dedicada a la cría y a la trata de caballos. Su nombre ha creado su propia
leyenda debida a la existencia de una pequeña campana sobre el portal anexo al
lateral de la casa, donada según sus actuales propietarios a la Iglesia del
antiguo convento franciscano, aunque hay diversas versiones.