En la alquería observamos la simultaneidad de funciones
que ofrece, combinación de vivienda agrícola y residencia de ocio; si bien, la
reformulación estructural final del conjunto inmueble se decanta única y
exclusivamente hacia su uso como vivienda de descanso o área residencial. Al
igual que la Masía de María Auxiliadora y la Alquería de San Rafael, la Tanca se
articula en un conjunto de distintas construcciones, buscando una unidad de los
mismos en torno a un patio o espacio cerrado interno que mimetiza lo propio de
las grandes alquerías y masías de l’Horta de los siglo XIX y XX.
Dentro del conjunto distinguimos su bloque principal, un
cuerpo de dos alturas que se encuentra en la parte de levante. Distinguiéndose
y mostrando su jerarquía en el conjunto, no solo por su tamaño y por albergar las estancias
principales y el acceso, si no también por estar enfatizado por la existencia de una esbelta
torre con pináculo que actúa como privilegiado mirador de su entorno rural.
Ejemplos similares se encuentran en alquerías centenarias como la de Falcó en
el Camino de Moncada, o la del Magistre en Alboraia. Esta torre, además, resulta
especialmente peculiar, dado que imita en su forma y volumen las conocidas
torres dieciochescas del Paseo de la Alameda en Valencia.
Siguiendo por la fachada lateral oriental de este cuerpo
principal se aprecian un conjunto de vanos desnudos intercalados entre una
línea de balcones de traza novecentista, vanos que se alternan con los clásicos
ventanales enrejados que poseían las viejas alquerías de la huerta, allá por
los siglos XVII y XVIII. Una muestra más de la voluntad por conjuntar elementos
contemporáneos con otros clásicos en la arquitectura tradicional de estos
parajes.
Una cerca omnipresente está presente en este conjunto de
edificios, una tapia que descansa intermitentemente sobre el cajero de la
acequia que perimetra este conjunto residencial por la parte del Camino de la
Tanca, y donde en su lado sur ofrece un saliente cubierto con un voladizo de
teja, que cubre el acceso a la Fuente del mismo nombre que la alquería. El
resto del muro que envuelve esta moderna construcción, alterna vanos con huecos
cubiertos de setos y plantas a la misma rasante que el borde del muro. A
poniente de este edificio, el cercado desaparece, y es el propio muro de los edificios adyacentes al
principal el que cierra el complejo, en una sucesión de vanos que alternan
ventanas y puertas auxiliares dispuestas de forma asimétrica.
La Alquería de la Tanca se sitúa en las proximidades de
la Autovía de Acceso Norte a la ciudad de Valencia, y al E. de la misma, siendo
una de las primeras y principales alquerías que podemos percibir en la entrada norte
a la Huerta. El acceso desde el casco urbano del Puig, por el Camí de La Tanca,
quedó interrumpido por la construcción de la autovía. Actualmente se accede por
la vía de servicio que existe al E. de la autovía, que da acceso al indicado
camino, el cual tras pasar junto a la alquería se prolonga a través de las
marjales colindantes hacia el mar.
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