Los
corrales, una estructura exenta o vinculada a la granja agraria, por Miguel del
Rey*
Extracto del capítulo dedicado a los corrales en el tomo I de la
colección "Temas de Arquitectura Rural Valenciana", en redacción.
Corral en la Vall de Guadalest. Foto de Juan Galiana
Los corrales son estructuras
sencillas formadas por dos cuerpos articulados con mayor o menor complejidad:
un patio (ras) y unos cobertizos (cobert). Cobertizos que pueden
ocupar uno o varios de los lados del patio. En ocasiones los encontramos
aislados en el campo, también formando parte del conjunto de la granja
campesina, junto a los aljibes, cisternas, abrevaderos, lavaderos, pilas de
almacenamiento de agua para uso domésticos, etc.
El corral se puede definir en sí
mismo como un cuerpo canónico dentro del repertorio de construcciones agrarias
que forman parte del este mundo campesino y ganadero valenciano; tipo que
encontramos de manera estable ya en los siglo XVI y XVII, bien como edificio
exento o como estructura adosada a la granja agraria, generalmente de secano,
aunque hemos de decir que también está presente en muchos casos a la alquería.
Corrales que desde el siglo XVI y hasta los inicios del siglo XVIII, tienen un
importante auge en las tierras valencianas, estando presentes a lo largo de
todo su territorio, con especial intensidad en las comarcas interiores.
En la actualidad son edificios
obsoletos, arquitecturas abandonadas en muchos casos, podríamos decir que son
quizás las más ignoradas entre las muchas construcciones obsoletas que
encontramos en un mundo, el rural, que ha soportado una revolución en los
últimos cien años. Neveras, casetas de pastor, cucos, cabañas, corrales,
barracas, la cultura en general de la piedra en seco, han sido relegadas a un
estadio solo próximo a la memoria.
Los corrales no solo eran
arquitecturas o espacios acotados adecuados a la explotación ganadera, también
de apoyo a la agricultura para la formación de estiercol para enriquecer las
tierras. En muchas ocasiones los encontramos vinculados a las ventas y posadas,
a los puntos de guarda, intercambio y refresco de caballerías y ganado.
Aislados en las serranías o dispuestos a lo largo de los más importantes
itinerarios de caminos, cuya función, además de la de atender al ganado, era la
de ofrecer relevos de caballerías; proporcionar mulos y caballos de refresco
para completar las recuas, apoyar los correos o atender a los propios viajeros
que recorrían el territorio en tiempos pasados.
Una de los lugares donde más se
han analizado las granjas ganaderas de los siglos XVII y XVIII y por supuesto
los corrales que incluían, es precisamente Benissa. Allí se han estudiado las
llamadas Cases de Tros (BANYULS, A. Y PASTOR, J., CANELOBRE, Nº 49, 2004),
que nos han dado a conocer los orígenes de una arquitectura que transformó la
estructura agraria del territorio y con ella nos acercan a la importancia de
los corrales y la ganadería en los siglos XVII y XVIII.
Las Cases
de Tros surgen en el siglo XVII como respuesta a una primera colonización
del territorio tras la debacle poblacional que significó la expulsión de
moriscos, una vez repobladas las tierras por nuevos pobladores, en muchos casos
mallorquines, aunque también aragoneses y catalanes, que asentados en los
núcleos agrupados, poco a poco retoman el pulso económico con la ganadería como
base, construyendo casas con corrales en lugares distantes de los seguros
núcleos agrupados, en un territorio hostil, plagado de peligros y azotado por
la piratería berberisca.
Sobre la ganadería Banyuls y Pastor indican: “… aquesta activitat emergent, sobretot entre el segles XVI y XVII,
va afavorir la construcció de corrals, estructures elementals destinades als tancaments i protecció dels
ramats, en aquests indrets de terres ermes, situades prop de la muntanya i la
zona vessant litoral al terme de Benissaun fort desenvolupament per damunt de
l’activitat agrària… d’escasa població fins el segle XVIII.”
Antigua Casa de Tros en Calp. La Calalga. Vista frontal con un riurau decimonónico en fachada y planta de la casa y el corral. Foto y dibujo M. del Rey
Hay que tener en consideración que
a lo largo del siglo XVII, tras consolidarse una cierta estabilización social
que permite la colonización de amplias zonas del territorio al aumentar poco a
poco la población en la Marina, se observa un importante incremento de la
ganadería como sistema de explotación del mundo rural. Los corrales en el
campo, las masías ganaderas, empiezan a colonizar el territorio y se estabiliza
un esquema arquitectónico, que toma forma y reproduce esquemas muy similares a
los que conocimos en casa patio, quizás por ser usado previamente para estos
fines, y ofrecer la ventaja de su fácil implantación en el territorio como
cuerpo exento, a la vez que su adecuación como cuerpo adosado al resto de los
cuerpos que componen la masía.
En estas épocas de finales del
'600, aumentan los corrales aislados en La Marina, y las masías incluyen
corrales adosados o yuxtapuestos a sus casas; masías que en origen tienen como
principal recurso la ganadería. Cuestión que más tarde traerá graves conflictos
cuando la agricultura quiera a su vez colonizar un territorio en origen
ganadero (NOGUERA, J. “EL PLA DE LLIBER”, INEDITO) produciendo tensiones entre
ambos mundos, el ganadero en retroceso en el siglo XVIII y el potente impulso
de roturación de tierras de construcción de aterrazamientos y retroceso del
bosque. Temas estos de enfrentamientos que se están en estudio en el término de Xalò por investigadores como D. Jaume Noguera (XALÓ 2010, PAG 11
-21).
La fisiocrácia y la
racionalización de la producción, impulsan un cultivo agrario cada vez más
rentable y necesario, dado el fuerte impulso demográfico del 700 y la
rentabilidad de la producción agraria, en una sociedad donde el comercio
empieza a despuntar y la agricultura es capaz de cultivar con esmero la tierra.
Pequeño corral exento en la Vall de Guadalest. Foto M del Rey
En arquitectura, la articulación
del corral con la casa siempre mantuvo unas relaciones de adicción, pero con el
tiempo aparecen otras relaciones sintácticas con el resto de los cuerpos de la
granja agraria; otros tipos de relación más compleja, como la yuxtaposición
entre casa y corral. Un ejemplo lo tenemos en
la Casa de la Calalga en Calp, donde el corral se inserta dentro del
volumen de la casa incluyendo en su ámbito la segunda de las crujías, que pasa
a ser uno de los cuerpos del propio cobert del corral. Adecuando el
ras como el patio posterior de la masía. Yuxtaposiciones similares a las
veremos más adelante en los riuraus en la misma zona, ya en tiempos más
modernos.
El corral será un cuerpo que
acompañará a la granja agraria con diversas articulaciones con ella; pero a la
vez lo veremos como una arquitectura aislada en las montañas, en los valles de
la costa y del interior valencianos, con dimensiones y composición distinta
según los casos.
Son, como decíamos, piezas
canónicas del repertorio rural, versátiles y fáciles de articular o de usar
como elementos autónomos. Necesarias para configurar cualquier masía o alquería
de mayor o menor importancia. La ganadería, con el tiempo, pasa a ser un
complemento más de la explotación rural, disminuyendo el protagonismo que tuvo
en los primeros tiempos de la colonización del s. XVII, eclipsada por el
renacer de la agricultura y la puesta en servicio de grandes extensiones de
tierra de labor a lo largo de todo el siglo XVIII y XIX.
Respecto a los materiales que lo
construyen, la mampostería es la base y el principal material de sus muros y
tapias; cobertizos, cercas, aljibes, capillas de pozos, utilizan los muros de
piedra del lugar, bien sea de cantera, bolos de río o piedra de despedrar
abancalamientos, utilizando argamasas de arcilla y cal de manera generalizada.
Las cubiertas se construyen a un agua vertiente hacia el interior del patio,
del ras. Los cuerpos de construcción circundantes son de una crujía
adosada a los muros de cierre, en ocasiones formando ángulo.
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