Sierra de
Bèrnia-Bolulla Racó de Sacos
Paisaje de viña
del siglo XIX o inicios del siglo XX, aparecido tras el incendio del bosque que
lo oculto durante años. Una imagen romántica de un pasado que vuelve a nuestro
ojos, no sé si a la vida.
Precisamente el
otro día en una página de “face” se revindicaba la preciosa Serra de Tramuntana
en Mallorca como Patrimonio de la Humanidad por los márgenes de piedra que la
construyen, lo acompañaba una imagen muy similar a esta de Bernia y a infinidad
de paisajes de esta calidad que tenemos en nuestras tierras mediterráneas.
No pude más que
reflexionar sobre el tema y sobre la idea tan extendida de declarar como
Patrimonio de la Humanidad estos paisajes, que a quienes nos gusta la
arquitectura y el paisaje rural nos encantan.
Respecto a esta
cultura de la piedra en seco existen en varios lugares escuelas profesionales
de estas técnicas y bibliografia de gran calidad. Hay también aun buenos
"margenadors" con oficio en los pueblos de La Marina, que
perfectamente pueden enseñar el oficio a gente joven. Aún es recuperable el
oficio y es necesario potenciarlo.
Falta en cambio
interés social por parte de la población joven de dedicarse a estos oficios en
una cultura como la nuestra que, si incluye por ejemplo un 5% de jóvenes
emprendedores y entusiastas de lo rural, conozco a algunos y se ganan
perfectamente la vida y les sobra trabajo; existe un gran porcentaje cuya la
máxima aspiración es tener un titulo que les permita acceder a un empleo más o
menos mileurista y estar sentado tras un ordenador. Hay pues un problema
cultural desde la escuela y la familia.
Hay a su vez
otra cuestión que siempre me ha intrigado en estos casos de paisajes antrópicos
abandonados. Declarar un paisaje construido y obsoleto, que ocupa extensiones
inmensas, como bien de la humanidad, lo entiendo como un mero brindis al sol,
una mera opción estética, solo capaz de ser conservada si a ello se atienden
una cantidad de recursos humanos y monetarios imposibles de asumir por ninguna
sociedad, por muy sobrada que fuera. Y no es el caso.
Más lógico
desde mi punto de vista es protegerlos, trasmitir sus técnicas, obligar a que
cualquier intervención sobre esos territorios implique restaurar márgenes, bien
si se necesita abancalar, crear nuevos caminos, etc.
La función y la forma siempre van de la mano en lo rural. Si el uso no tiene un sentido claro y adecuado a un rendimiento agrario estamos en el mundo de lo bucólico, de la memoria, de la arqueología, de la nostalgia. ..Creo más en los paisajes agrarios de carácter georgiano, donde belleza y producción, necesidad y satisfacción por la técnica agraria o constructiva van de la mano. Ya los romanos distinguieron claramente estos dos conceptos.
Me encanta la
arquitectura y los paisajes rurales, pero no entiendo la museización y el sentimentalismo
en el paisaje agrario. Paisajes cómo el de Mallorca, con más o menos
grandiosidad, como estos de Bèrnia, los hay en gran medida en el territorio
valenciano. No podríamos conservarlos tal cual. Esa decisiones retóricas de
protección son vanos intentos de contentar conciencias y de minusvalorar el
propio patrimonio a conservar, además de no servir para nada y crear falsas
expectativas en la sociedad.
Muy interesante el articulo y totalmente de acuerdo con los distintos puntos que comentas, los margenes de piedra son un autentico monumento a la necesidad de supervivencia del hombre una forma de ganar tierra de cultivo a toda costa, Son muy abundantes, y su presencia nos habla de la historia de los distintos asentamientos para los que el cuidado y mantenimiento de esas parcelas de terreno eran la diferencia entre poder sobrevivir o no. Hoy en día con la falta de rentabilidad esto ya no tiene sentido para muchos de ellos que han caído en el abandono
ResponderEliminarPrecisamente soy fotógrafo aficionado y estoy enfrascado en un proyecto fotográfico sobre el paisaje que se crea alrededor de estos marges abandonados en los que aun se pueden encontrar algarrobos, olivos o almendros muy deteriorados y que van siendo rodeados por la pinada, creando un ambiente mezcla de belleza y nostalgia muy especial y que tal vez mostrándolo a través de fotos pueda poner un grano de arena en favor de recordar y dar a conocer esta forma de construcción que cualquiera puede encontrar por todas partes pero que muy poca gente se pregunta sobre su origen o utilidad