La Alquería de Tronaes es un viejo caserón, una
alquería de finales del siglo XVII o inicios del XVIII, situada en un entorno
marcado por la presencia de las grandes infraestructuras metropolitanas que se
sitúan entre la Ronda Sur y la V-30, próxima a la nueva Fe. Un antiguo paisaje
de huerta, hoy en ruina, que como la alquería forma parte de un paisaje al que
ya, por desgracia, nos estamos acostumbrando.
En el centro del muro de carga central un arco
escarciano, no muy amplio, nace desde una potente y volada impostación, donde
encontrábamos aun la argolla y la polea para pesar o para descargar las
caballerías. La alquería aún con el paso del tiempo, de los vaivenes de
propiedades, es -o era-,perfectamente legible, tanto en sus espacios de planta
baja, como en la idea espacial de la arquitectura; con un muro central que en
planta alta se transforma en esbeltos machones, definiendo así una línea de
carga resuelta por grandes vigas de madera que forman la cumbrera de cubierta.
Los aleros de madera, muy volados, han sido recientemente mutilados, quedando
el tejado enrasado a fachada Cubierta hoy hundida y humillada por unas planchas
de metal que hacen las veces de una cubierta provisional y doblegada a un
destino injusto.
Su arco central de acceso era ligeramente rebajado,
sin impostación alguna. A ambos lados de la puerta dos grandes ventanas de suelo
a techo le daban empaque, enrejadas en saledizo y con alfeizar de obra
revestido de azulejería azul y blanca, con motivos dieciochescos y con jambas
pintadas de azul.
La planta superior con sus tres niveles en altura, de tamaño decreciente, de manera que los mas altos, muy pequeños ya, quedaban prácticamente siempre protegidos bajo el hoy inexistente alero. Sus fábricas de ladrillo con tendeles estrechos, sus arcos de medio punto a sardinel o los planos al gusto de los siglos XVII y XVIII, esperaban un mejor destino.
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