Construida en el primer tercio del siglo XX a la entrada al
antiguo Camino Real tras pasar el Molí de la Torre, se levantó sobre lo que fue
una antigua explotación agraria de uva pasa, como nos muestran las imágenes de
los años 1920, donde podemos ver el paisaje previo a la construcción de la
casa. En el lugar que ésta ocupa, podemos ver un importante riurau de más de
cinco arcos al que hacen referencia los militares que en 1853 describen el
itinerario de este camino hasta Calp.
La villa San Francisco acompaña al paisaje alteano heredado
del primer tercio del siglo XX, característico de esta parte del término
municipal. Se puede decir que pertenece a lo que entendemos por “chalet”, tipo
tan propio de estas arquitecturas de la burguesía de los años 1920-30 en Altea.
Es en el fondo una casa compacta de dos cuerpos de construcción, donde se
distingue una esbelta torre cubierta a cuatro aguas a la manera de chapitel.
Por su ubicación, elevada sobre una terraza del natural, la
torre adquiere en el paisaje una presencia principal. La fachada sur dispone
frente a ella un porche de tres arcadas y sobre él una terraza. Respecto al
lenguaje utilizado hay que destacar los acabados de sus guardaventanas, las
formas de sus ventanas, las esquinas con pseudosillares, así como las
impostaciones y bordones esgrafiados bajo sus aleros. Un panel cerámico de
cierto valor y dedicado a San Francisco da nombre a la casa y conserva las
huellas de la Guerra Civil del 36.
Publicada en el libro “Paseando por las alteas”, M del Rey;
Valencia 2016. Pag 244
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