Traumas y esperanzas de una sociedad confusa. Por Muguel del Rey.* *Publicado en el libro "Paseando por las alteas" Val 2016 M. del Rey
El paisaje social de la posguerra en Altea se prolonga hasta entrados los años 60. En parte ha sido un momento complejo, en muchos casos rechazado en el imaginario colectivo, con afectos y desafectos.
Escenas y hechos que marcaron un largo y en ocasiones inacabable episodio jalonado de hitos más o menos ajenos, que se repetían cada 20 de Noviembre con las chaquetas blancas y fajines bicolores rojo y negro, propios de aquella dictadura blanda en que se convirtió el franquismo a partir de los años 55-60, los años en los que este autor tiene recuerdos conscientes de una realidad que en nuestro pueblo no fue todo lo dura que se manifestó en otras tierras de la península e islas españolas.
Escultura conmemorativa de los 25 Años de Paz, autor: Víctor de los Ríos. Plaza del Convent en 1964. Revista Altea
La literatura nos ha recordado las escenas, las
imágenes e incluso los sonidos de aquella etapa, que si bien quizás no se le
puede aplicar en Altea la condición fascista en todo su sentido, si participó
de su iconografía y liturgia. Libros como La Placeta del Convent de nuestro
amigo y prologuista Joaquín Rico nos han recordado o contado en todo su
dramatismo, libros que nos hablan de aquellos camiones que en la noche pasaban
por la carretera y que tan bien plasma el libro “… ese ruido nocturno, oscuro,
expectante, desconocido... aterrador”.
Portada del periódico ABC del 24- II-1972. Fragmento
Las imágenes de la época son verdaderamente curiosas y muestran una situación casi indescriptible como la que podemos ver en las mujeres con ropajes negros y pañuelos en la cabeza, junto a niños asistiendo con algarabía a la entrada de las tropas italianas en Altea, o más tarde los niños y adolescentes vistiendo, o sin vestir, el uniforme de la OJE para acceder a las vetustas dependencias municipales donde reunirse y, entre juego y juego propio de su edad, recibir en ocasiones clases de “Formación del Espíritu Nacional”. Todo ello se enmarca en el sueño de un pasado que se fue y al que no se le espera.
El Gordo de 1952 en Altea!!!. Colección Luis Fuster. (L.F.)
A partir de los años 60 esta sociedad abraza el desarrollismo,
más tarde la modernidad, asume que las formas estaban cambiando, la
transformación social previa al cambio político... el turismo ayudó mucho a
ello, aligeró moralidades, formas y ropajes. El desarrollo económico ayudó a
desvestir al santo. Pero sorprende, al ojear los tomos de la Revista Altea,
como siguen presentes en determinadas fechas -casi increíble hoy día- la sombra
alargada y fina del franquismo. Una de las obras más importantes de este
periodo fue la apertura de la avenida Jaume I, el ensanche urbano y la
construcción del nuevo ayuntamiento, obra del arquitecto Sr. Sorolla Pons, un
excelente edifico dentro del racionalismo crítico español; una línea del
pensamiento arquitectónico al que se adscribieron brillantes arquitectos
próximos al postfranquismo dentro de esa línea italo-española del controvertido
binomio entre fascismo y modernidad que tuvo su reflejo en nuestro país. Una
historia de ese lado oscuro, como tantas de esta época de nuestra historia,
centradas en el maniqueísmo de la contienda civil.
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