Con el interés de amenizar estos días
de reclusión, invito al lector al proceso de análisis que nos puede ayudar a una averiguación rodeada de
misterio y cierto glamur social. Se trata de buscar la autoría de un proyecto a través de la historiografía. Para ello nos sumergiremos en las complejas
relaciones entre un cardenal, un rector de universidad, dos arquitectos
diocesanos, un constructor de iglesias, un párroco y un maestro de escuela;
relaciones posiblemente urdidas, unas en la comarca de la Ribera, y otras frente
a las aguas del Mediterráneo, sobre la preciosa terraza de Villa Gadea, todo
ello entorno a los últimos años del siglo XIX. Política,
filantropía, voluntades propositivas, celos, envidias en momentos difíciles, nos conducen a la búsqueda de un autor, el de los planos de la iglesia de Altea, dentro de una sociedad regeracionista que se rearma ideológicamente.
Todo surge a partir de la figura de un
constructor de iglesias, don Adrián Vela Gadea, que nació en Benifaió en 1862
(Cardona, J.J. Benissa, 2002) y nos conducirá a través de sus trabajos y
habilidades como maestro de obras por el mundo de sus amistades, entre las
cuales están quienes primeramente pensaron en el nuevo templo, quienes posiblemente
la diseñaron, crearon las condiciones para su construcción, y quienes
consiguieron acabarlo entre 1900 y 1911. Los primeros y los últimos son
conocidos, falta por conocer quien diseño e impulso el proyecto en origen, en la
década de 1890 a 1900. Esa será nuestra meta.
Siempre ha sorprendido a este autor la
calidad del proyecto del templo alteano. Un proyecto bien trazado, ajustado a
la herencia de la antigua iglesia primigenia y construido quizás en varias
fases, intentando unir al nuevo proyecto una capilla exenta recientemente
construida (1854) y transformarla en el propio crucero del nuevo tempo. Capilla
academicista de traza elegante y buen acabado, que a su vez marcará la propia
arquitectura de la nueva iglesia, abandonando los lugares comunes del neogótico
imperante, para tomar como referencia las formas y estilo de la reciente
capilla academicista; construyendo así un templo estilísticamente uniforme, de
referencias clasicista en las formas, excepto la cúpula y su tambor, a la vez
que ajustado en su ejecución. La cúpula sigue los códigos de los arquitectos
que en esos momentos están levantando los mejores templos en una Valencia
inserta en un furor de reforma social, de búsqueda de identidad nacional,
abriéndose a unos códigos de modernidad adelantados a su tiempo, con el uso de
materiales y acabados externos casi sorprendentes: ladrillo visto y mampostería
de piedra de gran expresividad, podemos decir ya modernistas, que unen el uso
de teja marsellesa y su planeidad, al buen criterio al que llevó la
circunstancia de la ruina agraria de 1910, obligando por la falta de medios, en
el caso de Altea, a dejar inacabados los capiteles y hornacinas de fachada,
además de abandonar la construcción de la segunda torre, cuestiones que le
ofrecen al templo alteano, un carácter fresco y poco retórico.
Don Adrián Vela Gadea
La historiografía y la documentación reunida,
ofrece la posibilidad de indagar en la figura del constructor, del maestro de obras
don Adrián Vela Gadea, y a través de él acercarnos al posible autor del
proyecto; tema que ha quedado siempre anclado en Altea y olvidado tras la
figura de dos personajes, evidentemente importantes y necesarios para la
ideación y construcción del templo, pero quizás no suficientes. Estos son:
Don Jaime Cardona Ortiz
- El maestro de escuela don Jaime Cardona i Ortiz, alteano (1848) quien propuso
-y fue aceptado en su momento- el conocido croquis fechado en septiembre de
1876 en Almussafes de la nueva iglesia que sustituiría a la que se encontraba
en ruinas. La propuesta incorporaba al crucero la capilla del Santísimo,
acabada de construir en fecha muy reciente.
- El sacerdote Juan Bautista Cremades Peiró, el Cura Cremades,
párroco de la iglesia de Almussafes y nombrado Cura Ecónomo de Altea el 1 de
septiembre de 1900, que tuvo el empuje de hacer realidad el derribo del antiguo
templo y proseguir las obras para terminar el nuevo, evidentemente a través de
un proyecto -desconocido- que tenía mucho que deber al croquis de Jaime
Cardona.
Personajes que a parte de su voluntad y valía profesional y personal,
no pueden abordar la concreción técnica del proyecto original de la iglesia, ni
su completa gestión del suelo o ejecución. Cuestión esta que a este autor le ha
creado siempre gran duda y confusión, tanto por no citar ninguno de ellos la
autoría, ni incluso la existencia de un necesario proyecto; y si bien existe
tradición oral del proceso de construcción de los años 1900 a 1911, momento en
que el cura Cremades propugna y consigue completar el templo, no la hay de la
época entre 1850 y el final de siglo: ni de la construcción de la Capilla del
Sagrario, ni del proyecto del nuevo templo, o del muy probable inicio de obras
y construcción de la parte del ábside, previas a derribar la iglesia antigua.
Quizás ciertas diferencias personales pudieron ocultar estos últimos
puntos, tanto por parte de Jaime Cardona, que se manifestó en contra del
proyecto definitivo, dada, según él, su grandilocuencia y la presencia de la
cúpula, que ya acabada considero adecuada. Mientras que en el caso del
párroco, a pesar de lo extenso de su crónica, no hay cita alguna del proyecto, ni
incluso de las gestiones previas a su construcción, o de si la obras estuvieron
iniciadas antes de su llegada a Altea en 1900; cuando la documentación
fotográfica nos muestra una imagen fechada en 1894, donde se puede ver tras los
muros de la antigua iglesia y el nuevo ábside, el actual, ya construidos.
Siguiendo
con nuestras investigaciones en busca del posible proyecto y su autor, solo
podemos recurrir a la historiografía, hasta que se encuentre -si eso ocurre-
dicho proyecto. La luz puede venir de seguir las particulares relaciones de
estos personajes, más otros que se incluirán a continuación, siempre con el
maestro de obras don Adrián Vela como catalizador.
Por un lado, es importante la coincidencia de un origen compartido en
la comarca de La Ribera de tres personajes. Don Adrián Vela, natural de
Benifaió, don Jaime Cardona, maestro en próximo pueblo de Almussafes, y al
párroco Juan Bautista Cremades, párroco de este mismo pueblo. Tres personajes
conocidos y vinculados a Altea y a la iglesia alteana.
Otros personajes provienen del ámbito profesional de Adrián Vela,
relacionado estrechamente con los arquitectos diocesanos, don Antonio Ferrer y
don José juan Camaña, este último vinculado a Altea a través del influyente prócer
alteano don Vicente Gadea Orozco, propietario de la Villa Gadea, que mantenía
amistad con ilustres personajes de las letras, la política, la música y la
iglesia, etc. Entre ellos del mismo jefe de Gobierno regeneracionista José
Canalejas, de Juan Benlloch, coadjutor de la iglesia de los Santos Juanes en
Valencia, más tarde nombrado cardenal -el cardenal Benlloch- y con el marqués
de Campo, financiero, filántropo y político conservador valenciano que fue
alcalde de la ciudad de Valencia, los cuales disfrutan de estancias en la villa
de los Ángeles de la Olla de Altea, que proyecta en 1888 el arquitecto José
Juan Camaña, junto al parque naturalista que la acompañaba.
Tenemos una doble relación de Adrián Vela, por un lado, los
arquitectos y su relación con la curia diocesana, por otro, con Jaime cardona y
el cura Cremades.
El triángulo se cierra. La posible intercesión del cardenal
todopoderoso, que pasaba los estíos en la finca de villa Gadea, y que le
concede a Vicente Gadea el título pontificio de la Baronia de Gadea. El
arquitecto diocesano José Juan Camaña y Laymón, es un personaje vinculado a
Altea estos años de 1888 a 1890, mientras proyecta y dirige las obras de Villa
Gadea, es un buen arquitecto conocedor del oficio de proyectar y restaurar, con
un interés particular por lo nuevos materiales –hemos de recordad la pirámide central de Villa Gadea en
acero y vidrio en pleno año 1888- y su
neopalladianismo que se aleja del estricto neogótico imperante; estilo que solo
usa en los acabados de las ventanas de la villa y evidentemente en el oratorio
anexo.
Las fechas coinciden, los personajes están presentes en Altea, el
poder de la iglesia es potente, el ambiente regeneracionalista es importante,
la influencia de Vicente Gadea y su filantropia, pudieron incidir en que un
arquitecto de prestigio elaborara un proyecto propio de la pompa del cardenal y
alejado de las ideas más austeras de Jaime Cardona. Así pues,
quizás en el entorno de los personajes que circundan la Villa Gadea y en la
figura de Vicente Gadea Orozco y los arquitectos diocesanos Antonio Ferrer o quizás
José Juan Camaña, es donde posiblemente debemos buscar la autoría del proyecto
de la iglesia alteana.
Es de interés no perder la visión general del contexto social y
político en el que se levanta la iglesia de Altea.
Nos encontramos en un momento en el que hay que señalar una gran
acción constructiva producto del rearme ideológico que sufre la sociedad
española en las décadas finales del siglo XIX y los inicios del siglo XX,
lo cual se traduce en parte en la importancia de ciertos grupos políticos de
corte religioso, humanista y filantrópico, que se traduce en la construcción de
grandes templos y una remodelación importante de los edificios religiosos y de
asistencia social.
Como hemos visto, desde el inicio de su profesión Adrian Vela está
ligado los arquitectos diocesanos, uno de ellos José Juan Camaña arquitecto de
confianza del Marqués de Campo; persona muy activa en la profesión, pero no
solo en ello, pues es diputado en Cortes y políticamente muy activo en los
partidos de la derecha católica del momento. Hay que señalar que José Juan
Camaña y Laymón, es el arquitecto de grandes obras para el marqués de Campo en
Valencia.
Cúpula de San Cristobal en Valencia
En el contexto
estético y de referencias formales, debemos recordar, además de otras muchas
obras de Adrin Vela, una de ellas, quizás la obra de referencia, desde la
cual se puede entender la forma y proporciones de la hermosa cúpula de Altea,
es la iglesia de San Cristóbal en la Calle Alboraia de Valencia, diseñada por
Antonio Ferrer, un referente en sus aspectos compositivos, matéricos y
formales. A partir de ella se construye la Iglesia de Altea, cuyo encargo lo
tiene dos años antes de terminar esta obra valenciana, aunque en Altea
encontramos un nuevo ingrediente, quizás producto del propio maestro de obras,
si es que no se encuentra el arquitecto autor de la
obra: un ambiente de eclecticismo trufado de ciertas dosis de
modernidad en aspectos tecnológicos y de aplicación de materiales novedosos,
que nos dirigen a la obra de José Juan Camaña.
Hola, soy de Benifaió el mismo pueblo donde nació D. Adrian Vela. No sabía de la existencia de este paisano y su historia me ha gustado.
ResponderEliminarLes agradecería que me dieran permiso para poder tomar algunas frases y algunas fotos para hacer un artículo para el libro de fiestas de Benifaió. Claro está que diré la fuente de información de los documentos. Vreo que este Adrián, se merece que en su pueblo natal se reconozca su gran labor. Muchas gracias
Por supuesto pude usted utilizar lo aqui publicado, siempre citando la procedencia o la bibliografia adjunta. Un saludo
ResponderEliminarhttps://limaginaridaltea.blogspot.com/2017/05/adrian-vela-gadea-constructor-de.html?m=0
ResponderEliminarGracias por poner de relieve el trabajo y obra de nuestro tatarabuelo D. Adrián Vela Gadea
Hola Anonimo ¿me podrías decir de donde eres, ? yo soy de Benifaió, déjame tu correo y hablamos. Gracias
Eliminar